Todavía le tiembla la mejilla a Chris Rock, Will Smith sigue siendo cancelado por su reacción –se le han caído otros dos proyectos y se ha visto obligado a renunciar a la Academia– y hasta Morrissey se suma a los memes sobre la penosa escena… Y en medio del embrollo, llega una nueva macrogala estadounidense. Todos buscaban con ánimo viral la enésima salida de tono de un pez gordo de la industria yanqui en los Premios Grammy, pero cero polémicas. Mandó quien debía: Olivia Rodrigo.
Los Grammy 2022 se aseguraron de que la música fuese la protagonista. Dejaron en el banquillo a un Kanye West que, pese a estar nominado por “Donda” (2021), está haciendo volar las teclas de su teléfono con demasiada facilidad. No para hacer música, sino para despacharse a gusto contra su ex, Kim Kardashian. Por lo demás, poca vergüenza ajena: “Antes de pegarnos… Veo por ahí a Justin Bieber”, decía jocoso el presentador de la gala, Trevor Noah. Durante el resto de la misma, solo chicha musical. Jon Batiste, que optaba a once premios, se llevó cinco (entre ellos, el de mejor álbum: “WE ARE”). Silk Sonic, cuatro. Y Olivia Rodrigo, tres. Siguen las alegrías para la joven californiana tras la fantástica “drivers license” incluida en “SOUR” (2021).