Hace unas semanas coincidí con Elsa Fernández-Santos en un tren de Zaragoza a Madrid. Me comentó que hacía tiempo que no veía una serie que le motivara de verdad. Yo acababa de terminar “Yellowjackets” (Showtime-Movistar Plus+, 2021/2022-) y estaba entusiasmada. De alguna manera a mí me había pasado lo mismo, me resultaba complicado encontrar una ficción que realmente me apasionara, que me sacara de mi zona de confort como espectadora, que me interpelara y zarandeara. Que me pusiera las pilas. “Yellowjackets” lo hizo, así que se la recomendé a Elsa. Y ella también cayó en el culto hacia esta serie que mezcla la adolescencia en los 90 con el desencanto de la edad adulta, el thriller de supervivencia extremo y el folk horror, el canibalismo y la locura, la trama detectivesca y lo sobrenatural. De ahí nace esta charla.
Elsa: Yo venía de ver una serie que en general ha gustado, “Archivo 81”. Reconozco que me la tragué en dos días, porque creo que es profundamente adictiva, tiene algo que engancha, quizá porque toca unas teclas muy concretas. Pero cuando la terminé me sentí un poco estafada, me cabreó porque me pareció hecha por el algoritmo de la cinefilia. La vi demasiado de fórmula, me pareció muy prefabricada y la olvidé rapidísimo.
Beatriz: Y eso no pasa con “Yellowjackets”, que se te queda ahí metida en la cabeza. Y desde luego no se puede decir que sea una serie formularia, porque escapa a cualquier estereotipo. Es imprevisible, nunca sabes por dónde te va a llevar y eso me parece todo un hallazgo.
Elsa: Yo creo que, además, los personajes resultan muy creíbles, tienen muchas capas, son muy humanos. Alcanzan una profundidad a la que no estamos acostumbrados.
Beatriz: En el primer capítulo, antes de que ocurra el accidente de avión, ya se plantea el germen de los conflictos que aparecerán entre ellas, y además está el constante diálogo entre el pasado y el presente que resulta muy rico. Cómo han llegado al punto en el que están Shauna, Taissa, Natalie y Misty.
Elsa: Hay una frase muy buena en el primer capítulo que dice el director del instituto: “Estas chicas eran especiales, eran campeonas”. Y realmente lo son, porque son capaces de sobrevivir a una experiencia límite devastadora.
Beatriz: Bueno, se han quedado todas muy jodidas. Shauna está amargada por no poder haber terminado los estudios y ser ama de casa, Taissa sigue con su rol de líder haciendo carrera política, pero hay algo en ella que no está bien, Misty es bastante psicópata y Natalie…
Elsa: Está machacada, pero es la más buena, la más pura. En general el casting de las actrices es espectacular, tanto las jóvenes como las adultas, pero para mí el gancho son Juliette Lewis y Christina Ricci. Juliette está impresionante y Ricci hace una composición bastante curiosa.
Beatriz: Es muy creepy. En general son todas chungas, pero son buenas tías. Por eso en el fondo las terminas queriendo y estás a tope con ellas. En mi caso, además, tengo la misma edad que ellas, así que viví los 90 en todo su esplendor durante mi adolescencia. Y creo que la serie captura a la perfección el espíritu de esa época, y no lo hace subrayando demasiado ningún elemento, es más una especie de sensación que flota en el ambiente y que la encontré muy reconocible. Por supuesto, están las canciones, la banda sonora. Nada más terminar el prólogo te introducen en la época al ritmo de “Today” de Smashing Pumpkins. Solo con sus primeros acordes, ya estás en los 90. Y hay un montón de temas que me provocaron mucha nostalgia, porque los escuchaba mucho, como “Miss World” de Hole, “Down By The Water” de PJ Harvey o “Ladykillers” de Lush.
Elsa: Sin embargo, creo que los temas no se utilizan en ningún momento a modo de videoclip, que es algo muy habitual. Todas las canciones están elegidas de forma muy específica para aumentar la significación de un momento concreto y hacerlo más poderoso.
Beatriz: Y después está que es un “¡Viven!” (1993) de chicas.
Elsa: Es curioso, porque cuando se estrenó esa película de Frank Marshall, vinieron a España los supervivientes del accidente de los Andes que terminaron convirtiéndose en antropófagos, y yo los entrevisté. Me impresionó el aura de santidad que tenían, como si estuvieran en otro plano de la realidad, como por encima de todo. Se habían comido a sus amigos para sobrevivir, eso tiene que dejar alguna marca. ¿Cómo reaccionaríamos nosotros ante una situación de violencia tan extrema? No lo sabes.
Beatriz: Todo eso está enriquecido con el elemento esotérico, telúrico. A mí me recordó a una película reciente como “In The Earth” (2021), de Ben Wheatley. Hay algo que está como oculto a lo largo de los capítulos, acechando, esperando a atacar y de vez en cuando aparece, y da mucho miedo, porque se da en pequeñas dosis, y todo ese universo del bosque, de los espíritus, de las premoniciones de Lottie… da repelús. También lo que vas descubriendo del personaje de Taissa y la relación con su hijo es tremendo.
Elsa: Efectivamente, hay algo ahí que nos conecta con los aspectos más primitivos. Supongo que en esa situación en la que se encuentran tienes que creer en algo, tienes que conectarte con algo ¿Qué es más importante, comer carne o tener fe? Por eso hay algo religioso en toda la serie que se confirma al final con la aparición de la secta.
Beatriz: Lottie es el personaje tapado, no lo ves venir. Ya veremos a dónde nos lleva en la segunda temporada. Es una de las grandes incógnitas.
Elsa: Y no olvidemos el papel de las drogas alucinógenas, la especie de aquelarre que forman. Es que no se privan de nada (risas). La primera secuencia, cuando la chica cae en una trampa, me recordó al inicio de “Juego de tronos” (2011-2019), no solo por los caminantes blancos, sino porque es un misterio que no se va a resolver hasta el final. Y aquí pasa un poco lo mismo. Además, en ese prólogo hay una idea que me interesa. Cuando las vemos formando un círculo vestidas con las pieles de oso, una de ellas lleva unas Converse. Y me recordó ese momento de “María Antonieta” (2006) en el que Sofia Coppola introducía el elemento contemporáneo. Esa mezcla entre nieve, sangre, primitivismo y unas Converse. Ya con eso me enganché enseguida. Pero a mí también me impresiona mucho el aspecto físico que tiene la serie. Por ejemplo, cuando Misty le corta con un hacha la pierna al entrenador y luego lo ayuda a hacer sus necesidades.
Beatriz: Realmente es una serie muy sensitiva. Casi la puedes oler.
Elsa: Sí, se percibe la falta de higiene, la putrefacción, la suciedad. Y la locura. La locura que conlleva el hambre. Es todo muy físico, tiene momentos muy asquerosos, ya no digo los directamente gore (risa). Impresiona que descuarticen un hombre y no les tiemble el pulso.
Beatriz: Creo que una de sus grandes virtudes es que la mezcla de los géneros funciona muy bien y, aunque son muy dispares entre sí, se integran a la perfección. Por ejemplo, el humor negro que aparece en determinados momentos, como ese que comentas del descuartizamiento.
Elsa: Sí, y todo el personaje de Christina Ricci, su ropa, su peinado, hasta la relación con su loro (risas). A ver, saben descuartizar, son chungas, pero estupendas.
Beatriz: ¿Te parece una serie muy de tías?
Elsa: Se nota que hay tías escribiendo detrás.
Beatriz: Sí, además de estar creada por Ashley Lyle (junto a Bart Nickerson), hay muchas mujeres en la escritura de los guiones y también en la dirección, más de la mitad de los capítulos tienen a una mujer detrás de la cámara. El primer episodio lo firma Karyn Kusama y de alguna forma su pulso y su sabiduría dentro del género sirve para sentar las bases de lo que será la serie. Y el último capítulo, el que gira en torno a la reunión del 25º aniversario, lo firma Eduardo Sánchez, uno de los directores de “El proyecto de la bruja de Blair” (1999). Eso me hizo gracia, porque la serie tiene también algo de ese mundo.
Elsa: Es que creo que está muy bien reflejada la etapa de la adolescencia, con esos piques, el sentimiento de amistad, los vínculos y los roces. Y también la edad madura.
Beatriz: A mí me parece muy bonito que cuando son mayores ya no se juzguen entre ellas; algo así ocurría cuando eran adolescentes. Están ahí para ayudarse entre sí. Y los personajes masculinos no son demasiado relevantes, aquí las jefas son ellas. A mí lo que me sorprende es que estén arriesgando tanto todo el rato. Lo que decías, no se privan de nada.
Elsa: Como en la presentación del personaje de Shauna, que la vemos masturbándose con la foto del novio de su hija. La verdad es que es una serie muy valiente, sí.
Beatriz: Tu personaje favorito intuyo que es el de Juliette Lewis.
Elsa: Es que lo de Juliette Lewis aquí es un auténtico festival, porque es punki todo el rato, no está retocada y está impresionante, con los años ha cogido una presencia que no tenía cuando era joven. Tiene momentos increíbles, como cuando está en la habitación del hotel bailando borracha mientras suena Mazzy Star. Y su personaje es tan bonito, porque se hace la dura, pero es la romántica del grupo. Creo que Juliette es el corazón de la serie. ∎