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Su propia historia.
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Julieta Venegas

Entre el desamor, el baile y la historia

Fotos: Óscar García

25.11.2022
“Tu historia” es el nuevo álbum de la mexicana y cierra un agitado período vital durante el que se mudó a Buenos Aires, dejó de tocar por completo, regresó a los escenarios con un monólogo teatral y atravesó la pandemia en un apartamento pequeño. Fue ahí donde germinó este disco en colaboración con el productor y artista chileno Álex Anwandter. Un trabajo exquisito en el que Julieta Venegas encuentra un nuevo sonido personal, donde las canciones se desprenden de la tristeza por la ruptura amorosa y hacen que el cuerpo se mueva sobre ritmos electropop.

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Es verdad, estuve en tu río y me dejé llevar”. A la primera frase de “Tu historia” (Lolein-Altafonte, 2022), el octavo disco de Julieta Venegas, la precede un sonido que es su identidad, el del acordeón, y uno nuevo, el de un pop que no había experimentado aún. Ahí se define una paleta y solo necesita un par de segundos para pintar el cuadro. Aunque no está hecho de opuestos, el álbum oscila entre dicotomías: el pasado y el futuro; el electropop y las cuerdas; México y Argentina; la nostalgia y lo bailable. A veinticinco años de su debut discográfico, la mexicana radicada en Buenos Aires publicó al fin nuevo material.

Una espera que fue más bien un parate. Desde que se fue de su Tijuana natal a Ciudad de México para hacer música, su carrera fue meteórica: hizo hits como “Andar conmigo”, “Me voy”, “Lento” o “Limón y sal”. Venegas no paró de componer, grabar y tocar en un circuito que se volvió inercia. No le fue mal, ganó diez Grammy Latinos, siete premios MTV, dos Grammy y dos Billboard Music Award. Pero en 2018, después de la gira de “Algo sucede” (Sony, 2015) y tras finalizar su contrato con Sony, se mudó a Buenos Aires para que su hija Simona estuviera cerca de su padre argentino. Y se desconectó. No tocó, no escribió ninguna canción en varios años, se tomó un descanso mientras intentaba entender qué quería hacer con su carrera. El tiempo pasaba y ella seguía en pausa musical, leyendo, interesada en otras cosas. La vuelta a los escenarios, sin embargo, no fue con la música, fue con el teatro. A través de una obra del dramaturgo Santiago Loza, “La enamorada”, se subió a las tablas de pequeñas salas de Argentina, México y Chile para interpretar un monólogo ficcional sin ser actriz. Volvió a ponerse en contacto con las canciones cuando se ofreció, también, a grabar la música de la obra –en el álbum “La enamorada” (Lolein, 2019)– y se sorprendió disfrutándolo. Hasta que la pandemia lo paralizó todo de nuevo. Encerrada en un pequeño departamento, con un piano y un metrónomo, se redescubrió como artista. El resto es su historia, “Tu historia”.

Durante ese proceso se rearmó. Encontró un disco y se alió con un músico clave en el pop del Cono Sur. De la generación de Javiera Mena y Gepe, el chileno Álex Anwandter tiene un sello propio y con su producción elevó las canciones de Julieta, quien se dejó llevar por su dirección artística, probó construcciones y destrucciones de aquello que compuso con su primer instrumento. El resultado es un álbum de una sonoridad completamente original en su discografía –por lo electrónico bailable– y a la vez con un arraigo fuerte a sus primeras producciones, por las cuales se hizo conocida en Hispanoamérica: la instrumentación y el tono pop.

En su nuevo repertorio de directo, que pudimos ver en el Primavera Sound Buenos Aires, las canciones de “Tu historia” convivieron con su cancionero histórico. Y es ese show híbrido el que llevará a México y Estados Unidos en los últimos conciertos del año: hoy y mañana actuará en Ciudad de México, el 29 de noviembre en Nueva York y a primeros de diciembre tocará en Beverly Hills (1), Los Ángeles (3) y Tempe (5). Pero no son presentaciones oficiales. “Me gusta darle tiempo a los discos, dejar que las canciones hagan su camino”, asegura en esta conversación con Rockdelux antes de viajar a su tierra natal. En esta entrevista, en la que por momentos habla pensando cada una de las palabras y en otros a una velocidad natural que no tiene nada que envidiar al 2x de WhatsApp, repasa el camino de “Tu historia”, su esperado nuevo trabajo.

Tiempo de reflexión.
Tiempo de reflexión.


Tu producción musical sufrió una pausa de varios años, ¿qué fue lo que pasó en tu vida para que te detuvieras?

El último disco había salido en 2015 y tuvo una gira muy larga, muy extendida, con muchos problemas también en mi equipo, que me dejó como muy quemada. Y en un momento, cuando me mudé para acá, dije: “Bueno, voy a pensar qué sigue para mí”. No tenía tantas ganas de continuar con el mismo ritmo. La gira terminó en 2018 y a Argentina nos mudamos en 2019. Decidí tomarme un tiempito y, cuando terminó, quise tomarme más. Me faltaba, no estaba lista. En el medio me metí a hacer un monólogo de teatro buscando qué hacer, estaba muy peleada con los viajes, pero creo que más que nada tenía que reconstruir cómo quería seguir adelante y cómo quería hacer las cosas. No estaba estructurando nada hacia el futuro, sino que simplemente estaba repitiendo el ciclo disco-gira-disco-gira.

¿Cómo fue la experiencia del monólogo de teatro?

Cuando lo hice también me metí en la parte musical, grabé una especie de disco para ese proyecto (se refiere al álbum “La enamorada”) y ahí me di cuenta de que esto está bueno.

Que te gustaba hacer música...

Sí, como que esto es mi parte, es lo que yo sé hacer y lo que me gusta. Y entonces ese proyecto fue muy sencillo, pero fue como que me volvió a conectar un cable ahí. Pero tampoco es que yo tuviera prisa, porque no tenía muy claro lo que quería hacer, no tuve mánager como por dos años y después vino la pandemia.

¿Y qué pasó durante el encierro?

Extrañamente cuando vino la pandemia es cuando empecé a pensar en cosas como: “Bueno, Julieta, sería bueno empezar a trabajar con alguien, porque vos sola estás quedando mal con medio mundo”. Tenía bloqueado a medio Argentina, porque me escribían y me proponían cosas pero no había una estructura de pensamiento para responder a eso, y yo lo necesito. “Si no me voy a retirar al Himalaya, entonces tengo que pensar en cómo lo voy a hacer”, me dije. Empecé a trabajar con Eduardo Rocca, de la agencia Crack, y me di cuenta de que en mi cabeza se estaba formando la idea de hacer un disco, porque en la pandemia empecé a escribir. Y en medio de todo eso hice una gira sola que se llamaba “Íntimo”, que la toqué en varios lugares, pero era mi manera de escaparme un poquito sin tener que decidir nada: no quiero banda, no quiero equipo, no quiero nada; me fui con una amiga, o sea, como muy chiquito.


“Empecé a escribir una canción que está en el disco, “Brillaremos”, que, sin tener ninguna idea de que iba finalmente a trabajar con Álex, me dije: ‘Me encantaría invitar a Álex para que la grabemos juntos y la terminemos de escribir’. En esa cosa de que yo estaba sentada en el piano probando se me hacía muy él”



¿Cómo fue la reconexión con la escritura?

Como todo el mundo, en esa búsqueda de no volverme loca durante la pandemia empecé a sentarme en el piano todos los días, que era un ritmo que ya hacía mucho que no tomaba, porque estaba peleada hasta con eso de sentarme a escribir todos los días como una cosa profesional, y eso que a mí me encanta esa manera de escribir a diario, como una oficinista. Entonces de repente me separé cuatro horas al día para sentarme en el piano. Era lo único que tenía. Vivía en un cuchitril, no tenía equipos, no tenía nada armado, todo lo había dejado en México repartido entre amigos; no tenía ni siquiera un programa decente para grabar, creo que tenía GarageBand, pero no sé, nunca aprendí a usarlo. Cosas así. Me dije: “Bueno, tengo mi metrónomo y tengo un piano, listo. Me pongo a escribir”.

¡Una base muy primaria para un disco electrónico bailable con una orquesta de cuerdas!

Sí, sí, sí sí, sí, total (risas). Entonces empecé a escribir, escribir, escribir, y pasaron varios meses. Empecé a escribir una canción que está en el disco, “Brillaremos”, que, sin tener ninguna idea de que iba finalmente a trabajar con Álex, me dije: “Me encantaría invitar a Álex para que la grabemos juntos y la terminemos de escribir”. En esa cosa de que yo estaba sentada en el piano probando se me hacía muy él. Empezamos a platicar por cualquier cosa y en un momento le digo: “Oye, tengo un montón de canciones y, no sé, me gustaría enseñártelas”. Yo ya tenía como treinta canciones, eran canciones completas pero algunas no funcionaban.

¿Solo piano y voz?

Sí, demos. Lo que hice fue que después del metrónomo me arme de un miniequipo y aprendí a usar el Ableton Live, tomé clases con un amigo y armé unos demos, y fue eso lo que le empecé a mandar: “Quisiera que las escuches y me digas si hay material, o sea, si te parece que está como para un disco”. Y ahí me conquistó el corazón porque me manda una cosa que jamás ninguna persona con la que yo hubiera trabajado hizo, que era una lista de canción por canción con comentarios y detalles del tipo: “Podrías trabajar esto, podrías hacer esto otro, esto no funciona, esto está bueno, esto no lo entiendo”. Nunca nadie me ha hecho una lista tan detallada, y yo amo esa objetividad y en ese momento la necesitaba. Y así como de pasada, al final de la conversación, me dice: “Bueno, tú no me lo has preguntado, pero a mí me encantaría trabajar contigo”. Y yo: “¡Qué! ¿En serio?”. Y él me dijo que sí, como productor. Dije: “Fuck, sí”.

Distancia y rescate.
Distancia y rescate.


¿Cómo empezaron a trabajar?

¡Por Zoom! Todo fue por Zoom. Mi punto de partida es la canción. Necesito la canción y no sentía que estuviera suficientemente apretado ese trabajo. Teníamos que elegirlas. Son las canciones la esencia de todo. Ni el sonido, ni tener un par de hits… es la canción. Inmediatamente me di cuenta de que Álex también es así. Entonces encontré a quien estaba buscando porque ya me había juntado con un par de amigos en el estudio, pero, no sé, no estaba por ahí.

Al escuchar “Tu historia” se percibe un concepto detrás, las canciones parecen contar una historia. ¿Trabajás el conjunto de acuerdo a una idea madre?

Sí, pero yo a lo que me refiero es al concepto “canción”, yo no soy de concepto de disco. Lo que hicimos con Álex fue tener esa conversación que se me hace superimportante en todos los discos, pero después de las canciones en sí, que es la de ver cuál va a ser la paleta, qué instrumentación, qué estás pensando, quieres acústico, quieres eléctrico, quieren sintes… Eso sí, nos sentamos a platicar, a intercambiar música que nos gusta, referencias, y ahí empezamos a pensar más específicamente cuál sería esa paleta para esas canciones que ya elegimos.

Él vino a Buenos Aires, hicimos una preproducción y me decía: “Está faltando una canción, siento que está faltando como un tipo de canción que estaría bueno que vos escribas, pero yo quiero darte un ritmo”. A mí esas cosas me encantan, me parece lo mejor componer desde el ritmo y yo había hecho todas las canciones con metrónomo. Y ahí me tiró un ritmo –tres en realidad, y yo elegí uno– y regresé con “Mismo amor”. Fue muy lindo porque me dice: “Pero ¿qué te pasa? Te doy un ritmo y te regresas con un ‘hit’, huevón” (imita el acento chileno y se ríe). Eso fue la cereza del pastel, porque ya habíamos terminado de elegir todas las canciones.


“‘Caminar sola’ la empecé a tararear a la salida de una fiesta con amigas en México, la verdad es que fue muy loco, era una fiesta de todas mujeres, me salí antes porque me daba cosita tener que salir y tomar un taxi tan tarde, y me daba cosita. ¿Y cómo puede ser, a esta edad, seguir sintiendo esto? Y cuando me senté a escribirla ya tenía esa imagen de mí en la Ciudad de México, esa sensación que siempre tenía de estar mirando para abajo”


Es audaz trabajar con un productor que es artista y que tiene un sonido personal. ¿Cómo fue el proceso para encontrar el sonido de Julieta Venegas en esa colaboración?

Creo que es una cosa de personalidades, en realidad. Álex como productor se pone en el lugar de productor. Creo que los dos tenemos mucha personalidad y sabíamos hasta dónde ir cada uno. Si él me pasaba un ritmo que era muy Álex, porque “Mismo amor” tiene un ritmo muy Álex, no me causaba conflicto porque yo le iba a poner mi personalidad, no es que él me estuviera intentando hacer sonar a Álex, ni yo sonar como él.

En el disco se les escucha a ambos. ¿Tenías esto presente?

Se fue dando muy naturalmente y eso fue lo más lindo. No era como “establezcamos los límites”. Yo no sé si alguna vez había confiado tanto, Álex llevó la batuta artística en todo momento. Yo la solté y me puse en el lugar de instrumentista, cantante y compositora. Antes siempre me ponía mucho más nerviosa; esta vez dije: “Creo que si lo suelto vamos a llegar a otro punto, si no vamos a llegar a donde yo siempre suelo llegar sola”. Y el chiste con Álex, para mí, era ver hasta dónde podíamos llegar. Hice cambios en algunas canciones que eran muy diferentes a las originales; antes hubieran sido tres días de insomnio, trauma, crisis, ansiedad y ahora fue como “claro, probemos, ¿por qué no?”. Yo estaba muy abierta a probar, a ver qué onda con esto y ver a dónde nos lleva. Estaba muy entregada y le tengo mucha confianza artísticamente, yo sabía que él no me iba a llevar a hacer un disco de Álex.

El disco parece contar una gran historia de desamor, salvo “Te encontré”, y nos pone a bailar algo muy triste. ¿Hay una nueva idea del pop para vos?

Me parece genial una canción de conflicto encima de un ritmo que se pueda bailar, me encanta esa mezcla. Me parece mucho más atractiva que ponerme a hacer una historia fácil sobre un ritmo bailable. ¿Quién quiere bailar feliz? ¡Hay que bailar llorando! Me salieron muy Juanga (se refiere al cantante Juan Gabriel) todas las letras, mucho desamor, mucha crisis, mucho drama.

Julieta Venegas: “Te encontré” (¡hay que bailar llorando!).

Es muy mexicano, también.

Muy mexicano, claro, eso, me dejé llevar como por este… no sé si era la nostalgia o qué, de estar tan lejos. Durante la pandemia… nunca había escuchado tanto a José Alfredo y Juan Gabriel en mi vida. Siempre los escucho, creo que hay mucho de sus maneras en mi personalidad.

¿Es un disco de ruptura?

No lo pensé conscientemente, no suelo pensar tanto en el tema de las letras, más bien cuando estamos eligiendo las canciones intento que no se repitan, nada más. Las letras sí me parecen una parte igual de importante en la elección, pero no lo pienso durante el proceso de escritura. La pandemia también nos puso más nostálgicos, la distancia nos puso más nostálgicos. Pero la temática del disco no sé; quizá sí haya tenido que ver esta cosa del despecho, también hay algo personal ahí dando vueltas, supongo. La historia que contamos en el disco fue en la elección de canciones, seguramente en las que quedaron fuera hay muchas más historias.

¿Qué pasa con esas canciones? ¿Mueren?

Sí, mueren. Siempre he escrito mucho más para los discos de lo que uso, porque para mí la parte de lo divertido en el ejercicio es esa búsqueda, esa escritura. Había muchas sobre la pandemia. Lo primero que me dijo Álex fue: “Fuera todas esas”. Y yo dije: “Bueno, ocho”. Un montón que tenían que ver con el encierro, la angustia, la nostalgia. Y menos mal, porque caducó.

Mensajes y canciones.
Mensajes y canciones.


En “Tu historia” hay flotando una idea de que las mujeres tenemos que callar, cuidar con el silencio a los otros, y vos ahí hacés un llamado a recuperar el derecho a contar nuestra vida. ¿Cómo trabajás estos mensajes feministas?

El tema feminista de la historia me parece muy importante y me venía dando vueltas hace tiempo. En la canción “Mujeres” toco ese tema también. En la canción “Tu historia” fue muy loco porque la empecé como contando algo que era un consuelo para una amiga y acabó siendo algo que me digo a mí misma, porque yo soy muy tachona del pasado: se terminó y chao. Soy yo la que está recuperando eso ahora. ¿Por qué borrarlo si estoy acá con todo lo que yo he pasado, he elegido y está bueno? Entonces sí es como una redondez, quizá no sé si estoy rozando la autoayuda o no, pero como que hay algo en eso de hacerte consciente de las cosas. El chiste es seguir avanzando.

En el disco hay dos canciones con un mensaje político feminista bien claro: “Despechada mexicana” y “Caminar sola”. ¿Tomás la responsabilidad de hablar de estos temas?

La verdad que no. Para mí el proceso artístico tiene que estar muy alejado de la responsabilidad, pero cuando son cosas que yo siento… Yo tengo que sentir las cosas para poder escribir sobre ellas, no puedo pensar y decidir hacer una canción sobre algo equis. Son temas que me interpelan, me atraviesan. “Caminar sola” la empecé a tararear a la salida de una fiesta con amigas en México, la verdad es que fue muy loco, era una fiesta de todas mujeres, me salí antes porque me daba cosita tener que salir y tomar un taxi tan tarde, y me daba cosita. ¿Y cómo puede ser, a esta edad, seguir sintiendo esto? Y cuando me senté a escribirla ya tenía esa imagen de mí en la Ciudad de México, esa sensación que siempre tenía de estar mirando para abajo, me sentía rara de mirar a la gente a los ojos, me abocaba, me vestía muy tapada, y esa es una sensación en que muchas mujeres pueden coincidir. Cuando escribo algunas de estas canciones y me llegan mensajes de “me hiciste poner la piel así al darme cuenta de que esto es lo que yo sentía”, ¡chin! Para eso uno hace música.

En el Primavera Sound Buenos Aires presentaste algunas de tus nuevas canciones en convivencia con tu repertorio histórico, que sonó muy orgánico. ¿Cuándo vas a presentarlo?

Todo se fue estirando. Vamos a presentarlo el año que viene, porque yo quise sacarlo en noviembre el disco. Me he vuelto más flexible con los tiempos. El año que viene volveré a tocar en la Ciudad de México y en Buenos Aires en el Gran Rex como presentación oficial. Me gusta darle su tiempo a los discos. Además, en este la mayoría de las canciones tiene cuerdas, fue una parte muy importante y queremos en algunos shows presentarnos con ellas. ∎

Julieta Venegas: “Tu historia” (rozando la autoayuda o no).

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