Para poder leer el contenido tienes que estar registrado.
Regístrate y podrás acceder a 3 artículos gratis al mes.
“Automatic” (Inertia, 2020), segundo disco de la banda de Melbourne, convirtió a Mildlife en estrellas de las listas de éxitos en su Australia natal. El cuarteto formado por Adam Halliwell (guitarra), Kevin McDowell (teclados y voz), Jim Rindfleish (batería) y Tomas Shanahan (bajo) alcanzó el número ocho en el top de ARIA, pero cuando realmente cobra vida es en vivo, emocionando a multitudes desde Mánchester hasta Los Ángeles.
Esta fuerza en directo fue capturada en el reciente álbum “Live From South Channel Island” (Heavenly, 2021), grabado en una isla artificial frente a la costa de Victoria. Rockdelux habló con Tomas Shanahan antes de que se materialicen estas primeras fechas del grupo en España. Fue una conversación en la que hubo espacio para la tristeza del confinamiento, el poder de la automatización y cómo es tocar ante una audiencia formada por pingüinos.
He leído entrevistas hechas por vosotros durante el confinamiento y parece que realmente sufristeis por no poder tocar en vivo. ¿Es así?
Sí. Estoy seguro de que les pasó a muchas bandas. Desde nuestra perspectiva, cuando tocamos música en directo, nos llena la energía que desprende el público. Y cuando no podemos reunirnos, echamos de menos esa energía que nos hace sentir tan bien. Básicamente es así. Melbourne tuvo un confinamiento bastante severo. Y lo echamos de menos, tanto hacer música juntos como tocar música frente al público.
Porque, generalmente, vuestra música nace tocando en un local, ¿no?
Sí.
¿Empezasteis a probar otras formas de hacerla, como enviar archivos, cuando no era posible reunirse?
¡Hemos estado tocando música juntos durante tanto tiempo! Todos somos amigos cercanos. Mucho antes de que Mildlife fuera Mildlife. El guitarrista, Adam, y yo somos amigos desde que nacimos, porque nuestros padres también son muy amigos. Y a Kevin lo conocemos desde la escuela secundaria. Y, en esta fase de nuestro viaje musical, eso de enviar archivos a menudo no conduce a la creación de mejor música para nosotros. Así que reservamos la creación musical para los momentos en que estamos juntos en el local.
¿Crees que os da una comprensión musical más profunda el hecho de que tú y Adam hayáis crecido junto?
Me gustaría pensar que sí. Hay fotos antiguas de nosotros tocando djembes y congas cuando éramos niños. Y, en general, tener la libertad de explorar la música con alguien con quien tienes una conexión tan larga, sin ser juzgado, creo que es la razón por la que Mildlife es lo que es. Porque en ese local en el que creamos música no hay juicio. Es un espacio donde puedes explorar el sonido con libertad, sin que nadie te diga “Eso es un poco cursi y demasiado dulce”. No hay nada de eso. Todos somos libres de explorar lo que queramos en esa habitación. Y, como nos conocemos desde hace mucho tiempo, eso definitivamente ayuda a que nos mostremos libremente. No hay ego en la sala. Y creo que eso posibilita que podamos explorar pasajes que normalmente no habríamos explorado.
Vuestro álbum de estudio más reciente, “Automatic”, se basa en la idea de la automatización y en cómo las cosas se están volviendo más mecánicas. ¿Qué tipo de impacto crees que tiene esta automatización en tu música?
Cada vez que entro en mi coche y conecto mi iPhone, automáticamente reproduce ese álbum de U2 que está cargado en cada teléfono (se refiere a “Songs Of Innocence”, publicado en 2014 y añadido automáticamente a todas las librerías de iTunes en su lanzamiento). Ese es un ejemplo terrible, pero me vino a la mente mientras miraba un coche que es igual al que tengo. En realidad, no he escuchado ese álbum porque se me ha atragantado. Pero cada vez que me subo a mi coche y conecto mi teléfono, comienza a sonar. Así que el simple hecho de estar en este mundo y en esta industria en la que te pueden obligar a escuchar algo en un sitio tan privado como tu propio automóvil te hace resistirte a la idea de la automatización y verla, quizá, desde un punto de vista más negativo cuando, quizá, no tendría por qué ser así.
Eso nos hizo pensar en la automatización de diferentes maneras. Y en lo que controlamos y lo que no controlamos. La música es un lugar sagrado sobre el que sientes que tienes mucho control y es en este pequeño bastión de libertad donde puedes controlar lo que estás creando. Pero ¿cuánto de eso tienes bajo control? Y, como oyente, ¿cuánto control tienes sobre la música que te están ofreciendo?
Recientemente publicasteis “Live From South Channel Island”. Cuéntanos cosas sobre la isla donde lo grabasteis. Suena fascinante.
La isla está frente a la costa de Victoria. Es una cosita diminuta, se tarda unos cuarenta minutos en llegar en un bote pequeño. Está cubierta de maleza y es difícil acceder a cualquier parte. Tienes estas estructuras de hormigón que están apuntando hacia el cielo, pero la vegetación las está cubriendo. Y luego están los pingüinos. ¡Está dirigida por pájaros! Llevamos un montón de aparatos técnicos, así como una fuente de energía a la isla. Tuvimos que encontrar una zona en el que pudiéramos tocar, grabar y filmar. Fue un día agotador, pero, al mismo tiempo, fue algo increíble y muy divertido.
¿Cómo conocisteis la isla?
Estaba en el radar de nuestro mánager. Siempre estamos buscando rincones geniales para hacer música, porque el entorno influye en la forma en la que la haces. Y queríamos explorar esa idea. Esta nos pareció adecuada porque es realmente remota; un área hermosa que, obviamente, quedaría bien cuando se grabara. Nos encantó lo brutal que es, con todas estas estructuras de hormigón que salían de una isla cubierta de maleza. La relación entre el ser humano y la naturaleza en esta pequeña isla se siente. Y nos gustó la idea de ir allí y perdernos en la música y ver qué pasaba.
Cuando vi fotos vuestras actuando en la isla, me pareció que era un lugar muy apropiado para tocar. ¿Pensaste eso cuando lo viste?
Absolutamente. Salimos a echar un vistazo y pensamos: “Tenemos que hacer que esto suceda”. Es genial tocar música o hacer cualquier cosa en este hermoso emplazamiento y, además, en nuestro caso la relación entre las estructuras hechas por el hombre y la vegetación realmente nos motivó. Aunque, en realidad, fue una tarea enorme. Y cuando digo enorme, estoy diciendo realmente grande. Solo teníamos de plazo desde el mediodía hasta las siete para tocar, grabar y elegir lo mejor.
Cuando llegamos allí, nos encontramos muchos problemas. Esta isla realmente no había visto tanta gente en mucho tiempo. Llevamos un equipo de filmación e ingenieros de sonido. Costó ponerlo todo en marcha. Estuvimos de pie sobre este trozo de hormigón que se ve en la grabación durante horas. Ads, Jim y Kev acabaron quemados; parecían una patata frita.
Al final, solo tuvimos hora y media para filmar y grabar el álbum en vivo, antes de que se pusiera el sol. Y nos conjuramos diciendo: “Será mejor que no cometamos ningún error porque no vamos a poder intentarlo otra vez”. Logramos hacerlo todo en aproximadamente una toma, algo de lo que nos sentimos muy satisfechos. Queríamos obtener diez canciones, y que estuvieran bien. Pero no lo conseguimos; tuvimos una sola oportunidad y tal vez eso lo convirtió en lo que terminó siendo, el entorno lo dio forma.
Puedo imaginar que esta situación concentró vuestras mentes en un único objetivo. El grupo tenía que pensar realmente en lo que estaba haciendo.
Cuando realmente empiezas a pensar en lo que estás haciendo y lo analizas, te estás saliendo un poco de ese objetivo. Y, en nuestro caso, la mejor música se produce cuando estás viviendo el momento. Así que había una tensión real de tira y afloja entre aprovechar ese momento y la inevitabilidad de tener solo esa única oportunidad. Teníamos que disfrutar de ese instante y no preocuparnos por si algo salía mal. Creo que esa presión creó algo único. Creó algo en esta grabación que tal vez no hubiera sucedido si hubiéramos tenido todo el tiempo del mundo.
Adam dijo una vez que nunca se termina de estudiar jazz. Esa es una idea fascinante. ¿Estás de acuerdo?
Absolutamente. Quiero decir, yo no estudié jazz como hizo Adam, pero lo que está diciendo lo hablamos con bastante frecuencia. Es como con cualquier cosa: si sientes que has terminado de estudiar, eso sugiere que estás en la cima, que eres el maestro de ese oficio. Y si eres el maestro, vas a dejar de explorar. Si dejas de explorar, ¿dónde está la diversión? Es un viaje constante.
¿Lo próximo para Mildlife?
Vamos a tocar mucho y también estamos tratando de probar música nueva en nuestros conciertos; algunas cosas del próximo disco, porque hemos comenzado a escribirlo. Estamos exprimiendo algo de eso en algunos de los shows. Creemos que ese es un componente realmente importante en el proceso de composición: cómo se pueden tocar las canciones en vivo. Sacas una canción del estudio y luego la siguiente fase es tocarla en vivo un montón de veces. Entonces vuelves al estudio y dices: “Ese pasaje funciona muy bien. Hice esto en ese concierto en Montreal y creo que sonó genial”. Y luego alguien dice: “Eso sonó genial, está bien, ahora hagamos que sea parte de la canción”. Así que esa relación entre el estudio y tocar en vivo es muy importante para nosotros. Vamos a tocar un montón de cosas nuevas en la gira para ayudar a dar forma a nuevas canciones. Y luego, cuando regresemos después de esta larga gira, iremos directamente al estudio para escribir y grabar el próximo álbum. ∎