Contenido exclusivo

Para poder leer el contenido tienes que estar registrado.
Regístrate y podrás acceder a 3 artículos gratis al mes.

Inicia sesión
Roc Jou, contra el aburrimiento.
Roc Jou, contra el aburrimiento.

En portada

Rojuu

“Si algo me va bien, hago todo lo contrario”

Fotos: Iván Salvador

31.01.2023

En los últimos seis años, el barcelonés Roc Jou ha publicado siete discos, cuatro EPs, un recopilatorio de “grandes hits” y una cantidad innumerable de singles y canciones subidas a YouTube o Soundcloud de forma furtiva. Solo en 2022 lanzó “KOR KOR LAKE” –su primer disco con un sello, Sonido Muchacho–, la respuesta desquiciada –y autoeditada– “Starina” y el EP “Y3Y2”. Nacido en 2003, aún no ha cumplido 20 años y ya anuncia una retirada temporal: dice que va a estar un tiempo indeterminado sin publicar música. ¿Le creemos?

Bajo

Suscripción

U

na de las primeras reglas del género de la entrevista que se encargan de repetir en la facultad de Periodismo es que el protagonista es y debe ser el entrevistado, no el entrevistador. Pero como todos sabemos que eso solo es verdad a veces, porque al final es tan importante quién responde como las preguntas que recibe, me permito hablar de mí durante un segundo: Roc Jou nació en 2003, el año en que yo empecé a estudiar la carrera de Periodismo. No hace falta hacer muchos cálculos para saber que casi le doblo la edad, y a pesar de eso mis allegados –y cualquiera que me siga en Twitter– saben que me alucina Rojuu desde que lo descubrí gracias a la entrevista que Víctor Trapero le hizo para ‘Indiespot’ en abril de 2020. El caso es que en el último Spotify Wrapped que tan bien empaqueta nuestra personalidad musical a través de las escuchas en la plataforma, Rojuu fue el artista más escuchado de mi 2022.

Y no solo el mío, claro, sino el de muchos y muchas que lo han erigido como una de las voces de su generación en el underground (y no tan underground) hispano. Con inicios que se remontan una década atrás subiendo vídeos a YouTube hablando sobre trap americano –más cerca del periodismo que de la música, curiosamente–, su salto a la música llegó en 2017 en pleno apogeo del sad trap de Lil Peep, XXXTENTACION o Yung Lean. Partiendo de allí y desembocando en un lugar musicalmente más cercano al hyperpop –aunque con la esencia del emo trap en las letras–, Rojuu ha ido mutando entre las características que definen a la generación Z: grabaciones de habitación, omnipresencia online, explotación de la tristeza, conexión directa con la cultura de los videojuegos, el manga y el anime, y, por encima de todo, una creatividad desbordante que resulta difícil de empaquetar para la industria y para todos aquellos que no comparten los códigos generacionales. Como el propio Rojuu canta en “Internet”, de su disco “Starina” (StarinA, 2022), una especie de pesadilla sonora que publicó apenas unos meses después de “KOR KOR LAKE” (Sonido Muchacho, 2022), a todas luces su álbum más pop y accesible: “Mucha, mucha calle / Pero cómo se nota que sus falta Internet”. Pues aquí estamos para escuchar.

La importancia de comunicar.
La importancia de comunicar.


En mi Spotify Wrapped de 2022 fuiste el artista más escuchado. ¿Te sorprende que haya gente que conecte con tu música que no sea de tu generación o contexto?

(Ríe) Quizá me sorprende más ahora que antes, porque mi fanbase ha ido cambiando y al final me ha acabado pareciendo que es más joven, también porque son los que vienen más a los conciertos. Pero a mí me mola que me escuche gente de todas las edades, porque en realidad cualquier persona se puede identificar con cualquier tipo de género de música. Pero no identificar en el sentido de que eso te haya pasado, sino de poder vivir esa canción. En mi caso puede haber un espectro más amplio de gente que se identifique con las canciones porque todo el mundo ha sido adolescente, todo el mundo ha tenido mal de amores… Así que puede ser más normal, sí.

En 2022 sacaste dos álbumes y un EP. “KOR KOR LAKE” aún no tiene ni un año. ¿Cómo lo ves con el paso del tiempo?

Tengo muy roto el sentido del paso del tiempo y quizá aún no ha pasado suficiente… Aunque también me ha parecido que ha pasado mucho tiempo, lo tengo muy lejano. Fue un disco que hicimos con banda, que lo he ido tocando todo el año en los conciertos.

El siguiente, “Starina”, fue una reacción directa a “KOR KOR LAKE”.

Sí, yo soy Piscis y Leo, agua y fuego. No sé si es que tengo incrustado en mí el autoputearme constantemente, pero lo hago en todos los ámbitos. Si algo me va bien, hago lo contrario. Y lo hago de forma consciente, ¿eh? “Starina” fue justo eso, después de sacar algo muy luminoso, tocaba la muerte. Y después de “Starina” llegó el EP “Y3Y2”, que de alguna forma retomaba el punto más comercial, medio hyperpop, que, a su vez, suponía un puteo a “Starina”.

¿En qué te basas para decidir qué toca en cada momento?

Pues en lo que me apetece, realmente. En “Starina” sí que fue una reacción directa, porque sentía que había hecho un disco muy “brilloso” (sic) y la gira no estaba siendo así. Yo no me drogo, pero en una gira es todo muy oscuro. Mucho movimiento, mucho caos constante, estar en muchas ciudades distintas, estar hasta las tantas con los shows, levantarse de madrugada para ir a Logroño… Además, como estábamos con los conciertos con banda, estaba escuchando mucho a Slipknot y cosas así y eso también llevó a “Starina”.


“Yo no me drogo, pero en una gira es todo muy oscuro. Mucho movimiento, mucho caos constante, estar en muchas ciudades distintas, estar hasta las tantas con los shows, levantarse de madrugada para ir a Logroño…”



¿En cuál de ellos te ves más representado?

En “Starina” no me veo representado a nivel personal porque yo soy muy calmado, muy en mi mood, y “Starina” es como seudoviolento. Pero sí que representa el momento de cuando se hizo. Pero en los otros discos sí que hay más de mi “yo normal”. “KOR KOR LAKE” tenía un mood más de estudio, de trabajar más profesionalmente, y yo creo que a mí me representan los trabajos que cocino en mi casa porque los hago desde mi zona de confort máxima.

Has anunciado que vas a hacer un parón en tu carrera para este año. ¿Qué te ha llevado a ello y cómo vas a plantearlo? De momento sí que vas a hacer algunos conciertos.

Bueno, he publicado tres discos en 2022, de alguna manera estoy reconocido como uno de los artistas que ha hecho crecer la escena del hyperpop en España, así que ya tengo un “título” que me queda para siempre. Y entonces me planteo qué quiero hacer. ¿Quiero seguir dando por culo sacando discos? De alguna forma he percibido que la gente que más se rasca los huevos en la industria de la música es la que conserva una fanbase más fiel. Porque la gente está esperando, de alguna forma creas una bola de hype. Y pensé que estaría bien tomarme un descanso. Si quiero volver, vuelvo; si no, no. Haré conciertos porque dan dinero y por seguir haciendo cosas, pero en este caso estoy tranquilo sin estar sacando nada. A ver cuánto me dura. Estoy también centrándome en otros aspectos que me interesan, como el dibujo, también quiero aprender a tatuar… Si encuentro una cosa que me supla el cantar en un futuro, puedo quitarme lo de cantar e irme para otro lado. Eso también va ligado con lo de autoputearme: me está yendo genial y de repente desaparezco. Me he mudado a Galicia y allí ya no tengo ni micro en casa; si grabo algo es con el móvil. Tengo alguna cosa por sacar, pero me va por tirones. Cuando me apetezca realmente, lo haré. Pero me mola el rollo de estar seudodesaparecido y creo que me lo puedo permitir.

El hecho de llevar ya tiempo dedicado solo a la música a pesar de ser tan joven ¿te añade presión o te la quita de cara al futuro?

Tengo la realidad muy distorsionada y no me preocupa mucho qué será de mí en cinco años. Tengo cierta confianza en que podré sacarme las castañas del fuego solo; lo llevo haciendo desde que estoy en internet. Cuando empecé con YouTube, por ejemplo, fui el primero en hacer contenido de trap de ese tipo en español, y a la que me fue bien lo dejé porque me aburrí. Y me está pasando un poco lo mismo.

En su concierto en la sala Razzmatazz (9.12.2022). Foto: @PUXXO
En su concierto en la sala Razzmatazz (9.12.2022). Foto: @PUXXO


Llevas la mitad de tu vida en internet, de forma pública. ¿Cómo ves el hecho de que haya tanto material tuyo de internet de épocas que ya has superado? ¿Te preocupa tener control sobre todo ese material?

Antes lo tenía un poco más presente, pero ya estoy curado de espantos. Ya no hay nada que le tenga que ocultar al universo, ya me lo han sacado todo. En ese sentido tampoco me preocupa mucho, la verdad. El estar tanto tiempo en internet te da herramientas, y eso me ha servido para aprender cómo funciona todo, las tendencias, los ciclos… Y, a la que pillas estos conceptos, lo puedes aplicar de alguna forma a lo que haces.

Supongo que el hecho de llevar tanto tiempo online también te da una madurez y una distancia. Eres obviamente un artista puramente digital, pero no tienes una presencia online muy constante, es más bien comedida y controlada.

Sí, me parece más guay cuanto menos en internet puedes llegar a estar. Es contradictorio, porque si lo guay de estar en internet es no estar en internet, pues ya me dirás tú. Pero me siento más cómodo haciendo dos tuits al mes, subiendo una foto al mes, una story a la semana… Además, muchos artistas están agarrándose a una publicidad constante de bombardeo, cosa que a mí tanto como consumidor como artista me aburre muchísimo. Si eres más tuitstar que artista, algo está fallando en tu carrera. Me apetece más llevarlo como lo llevaban en su día Cecilio G o PXXR GVNG, que cada cosa que hacían tenía relevancia.

¿Crees que has tenido una adolescencia normal o has tenido que renunciar a cosas por la música? Aparte de los estudios, que has comentado que los dejaste a principios de 2020.

Yo dejé bachillerato porque para empezar ya no quería hacerlo, me metieron mis padres. De la forma en la que veo el ámbito artístico, me parece que se puede prescindir de tener estudios obligatorios o el bachillerato. El currículum no te lo hacen esos estudios, te lo hace lo que hayas trabajado y creado. Las redes te pueden valer más para alcanzar tu meta que un título académico. Yo empecé en internet en primero o segundo de la ESO. Por suerte estaba en un instituto en el que no te masacraban por esto, pero siempre lo he percibido como… Yo también intento pasar de lo que va a mi alrededor, porque si me pongo a mirarlo detalladamente, me vuelvo loco. Y ahora más, porque ya no es mi clase ni mi instituto, sino un jambo en Ecuador que opina sobre mí… Creo que en general lo he llevado bien, podría haber sido mucho peor. Y lo de que te reconozcan y demás… Eso es la otra pantalla. Según cómo es satisfactorio, pero también da mucha pereza porque me inhibe de hacer muchas cosas. Por ejemplo, si voy a Razzmatazz me tengo que quedar en el backstage porque a la que subo las escaleras ya es imposible… Me impide tener un desarrollo normal para la sociedad en la que estamos. También tiene sus cosas buenas, por ejemplo estoy siempre muy atento. No me han robado en la vida, pero porque veo a kilómetros cuando alguien me ha reconocido. Lo detectas todo muy rápido.


“Y pensé que estaría bien tomarme un descanso. Si quiero volver, vuelvo; si no, no. Haré conciertos porque dan dinero y por seguir haciendo cosas, pero en este caso estoy tranquilo sin estar sacando nada. A ver cuánto me dura”



¿Estamos tristes porque escuchamos emo o escuchamos emo porque estamos tristes?

Creo que las dos. Cuando estoy triste, me voy a la música más emocional que puedo encontrar porque me nutre, no me sale escuchar una canción energética o feliz. Pero si me pasa algo y no estoy lo suficientemente triste, también puedo ponerme algo triste para estarlo más. En mi caso, soy una persona muy sentimental y llevo los sentimientos al extremo. Si me siento de alguna forma no quiero dejarlo en un gris, quiero llevarlo al blanco o al negro. Si estoy triste me pongo música triste, pero si estoy feliz no me puedo poner música triste tampoco, porque me lleva a cuando estoy triste.

¿Crees que si tu situación personal cambia y toda tu vida pasa a ser cómoda y feliz, variaría tu forma de hacer música o de dibujar?

A mí me cuesta mucho crear cualquier tipo de cosa si no estoy en un momento melancólico. Y la melancolía y la nostalgia no desaparecen de mí ni cuando estoy contento, así que yo creo que aunque estuviera muy feliz podría crear música melancólica sin que transmita algo triste, por ejemplo. A día de hoy, mucha de mi tristeza viene de cosas muy tontas.

Todo el emo trap o el hyperpop tiene mucha influencia anglosajona. ¿Qué crees que tiene de única la escena española, qué hace especial el sonido de aquí?

Creo que la clave principal es el idioma, y a partir de allí vienen muchas cosas detrás. Por ejemplo, hay gente como AgustinFortnite2008, que hace Plug n’ B y lleva muchos conceptos al mundo latino. Llevarlo a su terreno. A mí me mola que se cojan cosas de artistas anglosajones y te lo hagas a tu manera.

¿De dónde sale la reinvindicación de Camela? Históricamente no ha sido un grupo con mucho prestigio a nivel crítico.

Yo crecí escuchando música de Camela y no tengo esa perspectiva de la crítica. Siempre me han gustado, me lo puedo poner en cualquier momento y me va a hacer ilusión. Sus canciones son como intros y outros de anime, y eso siempre me ha llamado mucho la atención. Tanto Camela como Alaska es gente mayor de la música española que me ha hecho ilusión conocer. Es de lo poco que he escuchado; nunca he escuchado una canción de Estopa.

Dueño de su tiempo.
Dueño de su tiempo.


Tu segunda canción más escuchada en Spotify es el remix de “BrooklynBloodPop”, que dura un minuto y medio, una canción que no está en ninguno de tus discos. ¿Cuál es su historia?

Un día estaba grabando en mi habitación y registré como cuatro canciones. Cerré el ordenador y me tiré en el sofá a ver TikTok porque había quedado con una amiga y me dijo que aún tardaba veinte minutos. Me salió por enésima vez la canción “BrooklynBloodPop” y el beat me gustaba mucho, así que encendí el ordenador de nuevo y el beat no estaba ni en YouTube. Cogí la canción original, hice un loop con el beat y lo grabé en ese rato hasta que mi amiga llegaba. Esa noche lo tocamos un poco con mi productor para el tema voces, hice un TikTok con esa canción y la gente empezó a preguntar. La subí a SoundCloud y se puso en el número uno de España en la plataforma. Y resulta que coincidió con la primera “Velada del año” que organizaba Ibai (se refiere a un evento en el que varios ‘streamers’ se enfrentan en combates de boxeo). El mismo día de la velada me llamaron por si quería actuar en ella y tuve que decidir qué dos canciones tocar. Al principio quería hacer “Umi” e “Ikari”, pero pensé que “Ikari” no iba a encajar demasiado, así que pensé en hacer el remix de “BrooklynBloodPop”. Mis mánagers no querían porque no me iba a dar streams (porque aún no estaba publicada) y además el beat no era mío y no teníamos los derechos, así que podía joder el stream de Ibai. Yo dije que me daba igual y le dije a mi DJ antes de salir que me la pusiera igualmente. Y la hicimos y después ya la sacamos.

Explicas tus procesos de una forma muy sencilla, como si todo fuera muy fácil, y dices que le dedicas poco tiempo a las canciones. Pero escuchándote hablar se percibe que detrás de esto hay muchas horas y un análisis muy completo de lo que está pasando ahora. Hay mucho más trabajo detrás del que a veces tú mismo explicas.

Eso puede ser, yo mismo tiendo a valorarlo poco porque no le doy la importancia que puede llegar a tener. Pero soy muy vago y de esforzarme poco. Soy muy de hacer el mínimo esfuerzo, pero también soy una persona muy observadora y constantemente estoy adquiriendo mucho conocimiento. Y eso lo mastico tanto en mi cabeza que luego a la hora de aplicarlo sale de una forma muy natural.


“Mmm… Creo que voy a durar menos de lo que espero, pero si me distraigo mucho puedo aguantar. La cosa es que en el momento que me aburra empezaré a hacer música. Por ahora no me ha pasado. Cuanto más me entretenga, más duraré”



¿En qué momento o canción tuviste la sensación de un antes y un después?

Siempre hay mucho cambio, pero sí que es verdad que hubo un antes y un después a partir de la velada de Ibai, porque estaban viendo el stream un millón de personas. También el disco “Roku Roku” (Ceuve, 2021), que de alguna forma la gente lo ha percibido como un inicio del hyperpop en España. Sí que me acuerdo de un momento, entre octubre y noviembre de 2021, que saqué cuatro colaboraciones (“One Last Kiss” con Steve Lean, “Quiero pero no” con Amaia, “Guts & Griffith” con Sticky MA, y “Tofu Delivery” con Orslok) y sin duda me abrieron a públicos muy distintos.

De hecho, “Tofu Delivery” es otra de tus canciones más escuchadas. Para muchos, el himno del hyperpop en España.

Ese tema es puro Orslok, tanto el sonido como el videoclip, la estética… Yo fui allí y grabé mi parte muy rápido, me fue muy fácil de grabar: la letra me salió en un segundo. Creo que se la considera una canción referente en el hyperpop español, más allá de porque sea una colaboración entre nosotros, porque fue de las primeras canciones del género que yo he escuchado en fiestas. Y no ha habido muchas otras canciones mías con las que haya pasado eso.

No eres productor como tal, ni cantante, ni escritor. ¿Por qué crees que tu música conecta con tanta gente?

Porque consigo transmitir y consigo hacer bien de espejo. Y no creo que sea algo fácil de hacer. Por otra parte, sí que se me da bien hacer nacer algo, una creación, y eso ayuda a sacar cosas adelante. Ahora estoy produciendo, pero estoy produciendo ambient, porque escucho cosas muy variadas, pero lo que más escucho es ambient. Cuando dibujo, cuando estoy triste, cuando no quiero demasiados estímulos… Así que estoy en ello.

¿Crees que realmente vas a poder estar tiempo sin ganas de sacar nada?

Mmm… Creo que voy a durar menos de lo que espero, pero si me distraigo mucho puedo aguantar. La cosa es que en el momento que me aburra empezaré a hacer música. Por ahora no me ha pasado. Cuanto más me entretenga, más duraré. ∎

Contenidos relacionados