Ocurre pocas veces. ¿Puede el nombre de un productor ser un motivo que te empuje a comprar un disco a ojos cerrados? Si se trata de
Joe Henry, sí. Y es que, a diferencia de otros colegas, el cuñado de Madonna es permeable al influjo de los personajes con quienes trabaja. Sus recientes producciones para Allen Toussaint –“The Bright Mississippi” (2009)– y Ramblin’ Jack Elliott –“A Stranger Here” (2009)– han marcado las canciones de
“Blood From Stars”, con la estructura del blues en mente.
Cuidado: eso no significa que sea un disco de blues corriente y moliente. Tras
“Prelude: Light No Lamp When The Sun Comes Down”, el instrumental con el piano solista de Jason Moran, “Blood From Stars” arranca de manera brillante con
“The Man I Keep Hid”, con una carnosa corneta dixie a cargo de… ¡Marc Ribot! y su atmósfera de jazz decadente. Ese sonido entre el jazz y el blues reaparece en
“Bellwether”, la sigilosa
“All Blues Hail Mary” y las baladas
“Truce” y
“Over Her Shoulder”, estas dos últimas con otra sorpresa: el virtuoso y sensual saxo solista del hijo de Joe, Levon, un prodigio de 17 años que se destapa sobre todo en el segundo de los temas, un instrumental de belleza aplastante. En “Over Her Shoulder”, además, encontramos otro de los rasgos característicos de Henry: bajo una instrumentación convencional, existe un segundo nivel, a veces imperceptible, en el que conviven sonidos de la naturaleza y psicofonías de orquestas fantasmales como la que escuchaba Jack Nicholson en “El resplandor”.
Y llega lo inevitable: mencionar la evocación a Tom Waits, evidente en
“Death To The Store” –con ritmos arrastrados entre
chain gang y
parade fúnebre, la guitarra distante y misteriosa de Ribot, ruidos variados y los coros de Marc Anthony Thompson– y
“Progress Of Love (Dark Ground)”, una preciosa balada que parece un descarte del
soundtrack de “Corazonada”.
Joe Henry ha llegado a un nivel de creatividad difícil de superar. A diferencia de otros, su hiperactividad no es un lastre, sino una fuente constante de inspiración que retroalimenta su obra. Solo pensar en lo que puede salir de su próxima colaboración con Salif Keita provoca escalofríos. ∎