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“Wolfwalkers”, preciosista, luminosa y esotérica.
“Wolfwalkers”, preciosista, luminosa y esotérica.

Informe

Cartoon Saloon: mitologías irlandesas en 2D

Desde el pasado 14 de diciembre se encuentra disponible en Apple TV+ “Wolfwalkers”, el último de los cuatro largometrajes del estudio de animación irlandés Cartoon Saloon, liderado por Tomm Moore y Nora Twomey. Orfebres del 2D, están construyendo un imaginario muy personal a partir de un dibujo y movimiento en apariencia muy sencillos y un rico temario inspirado en leyendas y mitologías de la cultura irlandesa.

15. 01. 2021

Si tuviéramos que relacionar el trabajo del Cartoon Saloon con las dos productoras de animación que han marcado tendencia en las últimas décadas, la estadounidense Pixar y la japonesa Ghibli –sin olvidar Aardman o algunos logros de DreamWorks, Illumination y Sony Pictures Animation–, la compañía irlandesa estaría más cerca de las enseñanzas de Hayao Miyazaki que de las innovaciones de John Lasseter. Pero solo si nos viéramos obligados a establecer alguna comparativa, porque su imaginario es muy personal en su apariencia neoclásica.

Formado en 1999 y establecido en Kilkenny, una ciudad medieval irlandesa, Cartoon Saloon hace una clara apuesta temática por las leyendas, tradiciones y mitologías gaélicas, solo alterada de momento por su tercer largometraje, “El pan de la guerra” (Nora Twomey, 2017), historia ambientada en el régimen talibán y coproducida junto a la “humanista” Angelina Jolie. Todos sus largos hasta 2020 han sido nominados al Óscar en la categoría de Mejor Película de Animación (y “Late Afternoon” de Louise Bagnall de 2017, a mejor corto).

Estilísticamente, el artesanado minucioso del 2D es una regla inviolable del estudio, así como los colores planos, aunque briosos, la geometría ovalada en la concepción de los rostros de sus protagonistas, el perfil tan simple de las narices y la fuerza expresiva de los ojos, oscuros o de verde brillante, redondeados en círculos de enorme belleza plástica.

Los primeros planos de humanos o animales son meticulosos, mientras que los planos generales de ciudades, campos o bosques resultan, a veces, una extraña amalgama gráfica que recurre a la perspectiva frontal en vez de a la profundidad de campo. La arquitectura de la propia Kilkenny parece ser el motivo de inspiración de las urbes de “El secreto del libro de Kells” (Tomm Moore y Nora Twomey, 2009) y “Wolfwalkers” (Tomm Moore y Ross Stewart, 2020). El universo fantasioso y acuoso de “La canción del mar” (Tomm Moore, 2014) –premio del cine europeo al mejor filme de animación– sí que conectaría con algunos títulos de Ghibli.

El mundo de Cartoon Saloon en dos minutos.

Aunque Moore, Twomey y Paul Young fundaron la compañía dándole vueltas a “El secreto del libro de Kells” e inspirándose en “El ladrón de Bagdad” (Richard Williams, 1993) y “Mulan” (Barry Cook y Tony Bancroft, 1998), antes experimentaron con los cortometrajes. Su primera producción, “From Darkness” (Nora Twomey, 2002), es la fábula de un esquimal que pesca en las aguas heladas el esqueleto de una mujer asesinada. Sus huesos vuelven a cubrirse de carne, músculos y arterias cuando le extrae al hombre su esencia.

En “Old Fangs” (Adrien Merigeau y Alan Holly, 2009), o el reencuentro entre un joven lobo y su siniestro padre, la animación es más angulosa, con colores dorados por el sol, exaltados por el crepúsculo y sombreados con el azul añil de la noche. “Somewhere Down The Line” (Julien Regnard, 2014) tiene un estilo más contemporáneo en los planos generales por carreteras desiertas. Es una historia sin palabras, elíptica y narrada dentro de coches, sobre un niño que dejó a sus padres, cansado de verlos discutir, y, años después, es abandonado por su esposa e hija por el mismo motivo. Canoso y solitario, hace autostop y reencuentra a su hija de mayor, cerrando el círculo de forma dolorosa.

“There’s A Monster In My Kitchen”, con mensaje ecológico.
“There’s A Monster In My Kitchen”, con mensaje ecológico.

El último de los ocho producidos hasta la fecha, “There’s A Monster In My Kitchen” (Tomm Moore y Fabian Erlinghauser, 2020), muy breve y financiado por Greenpeace, enlaza los miedos de un niño en la cocina de su casa con la devastación monstruosa de los bosques del planeta.

Cartoon Saloon también ha producido series infantiles de televisión. “Skung Fu!” (2007) cuenta las andanzas de un zorro y sus amigos enfrentados a una banda de monos, mientras que “Puffin Rock” (2015), realizada por Maurice Joyce y escrita por Moore y Young para Netflix, es un buen ejemplo de serie madura para niños. La acción de los 39 episodios de cada una de las dos temporadas, de siete minutos de duración, transcurre en un islote donde una familia de frailecillos se relaciona con otros muchos animales. De trazo simple y cándido, con una voz narrativa cantarina y didáctica, habla de la solidaridad entre las distintas especies. ∎

Orfebrerías animadas: los cuatro largos de Cartoon Saloon

“El secreto del libro de Kells”
(Tomm Moore y Nora Twomey, 2009)

Un debut en formato largo que es todo un compendio del caudal expresivo de Moore y compañía. Compuesta con escenas que parecen retablos renacentistas, pero apegados a los mitos gaélicos, en ciudades irlandesas amuralladas contra los vikingos y bosques encantados y brumosos, con lobos que anuncian los de “Wolfwalkers” y textos secretos que conservarán toda la sabiduría del mundo hasta la eternidad.

“La canción del mar”
(Tomm Moore, 2014)

La filigrana artesanal del estudio en estado puro. Un relato mitológico, el del último representante de los niños foca, construido a partir de leyendas marinas y ausencias maternas. En una escena iniciada con música de caracola, las pequeñas motas de luz en el aire, el rayo cortante del haz de un faro, el vestido de un paño maravilloso y el rumor del océano asemejan un subyugante ballet mecánico.

“El pan de la guerra”
(Nora Twomey, 2017)

El estudio sale de su “zona de confort” argumental para adentrarse en el régimen talibán. Una niña afgana, dibujada con ese trazo de líneas simples y ojos tan expresivos, marca de la casa, debe traer comida al hogar familiar cuando su padre es arrestado, algo difícil porque la circulación de las mujeres por la calle está prohibida. Su hermoso dibujo no entra en conflicto con la dureza de lo que cuenta.

“Wolfwalkers”
(Tomm Moore y Ross Stewart, 2020)

Ambientada en 1650, en una aldea rural irlandesa abrumada por la presencia de los lobos, se centra en la relación entre una niña, hija de un cazador de lobeznos, y una “wolfwalker”, un espíritu de lobo, tan juguetona como amenazante. Preciosista, luminosa y esotérica, con uso puntual de las pantallas divididas, es una narración fantástica y reivindicativa en cuanto al conflicto entre Irlanda e Inglaterra. ∎

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