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De un tiempo a esta parte, conforme las estrellas del rock van envejeciendo, parece casi una obligación que pongan por escrito todo lo que recuerdan de su vida. En pocas décadas hemos pasado de una tímida incursión de artistas muy concretos a una cierta saturación de obras dedicadas a lo más granado del rock, el pop y el jazz. Como aficionado, se agradece la proliferación de este tipo de literatura. Pero, siguiendo la evolución del mercado, era de esperar que en algún momento llegáramos a la fragmentación del relato en diferentes tomos, ya sea por necesidad literaria o por mera estrategia comercial. Recientemente lo veíamos en “Que rule el amor”, el primer tomo de las memorias de Lenny Kravitz (editado en España por Libros del Kultrum), que, aunque merece la pena, te deja a las puertas de lo realmente interesante en la carrera del músico. Con este “Acid For The Children” (2019; Libros Cúpula, 2021) pasa un poco lo mismo. Son más de cuatrocientas páginas bien escritas que se leen de manera agradable, pero que también contienen un buen puñado de relleno sin el que muy probablemente la figura de Michael Balzary aka Flea (un gamberro adorable, sensible, fumeta, imaginativo, falto de afecto paternal y con un don innato para la música, nacido en Burwood, Australia, en 1962) habría quedado igualmente bien dibujada.
Y el caso es que tenía ganas de hincarle el diente a las memorias del bajista de Red Hot Chili Peppers, más si cabe después de leer “Scar Tissue” (2004), la autobiografía de su compañero y amigo desde la infancia Anthony Kiedis. Si las del cantante son un festín de sexo y drogadicción de principio a fin narrado con pulso y velocidad, la primera entrega de las del bajista disfrutan del detalle en la narración de su infancia, adolescencia y primera juventud.
Ya sea por afán completista para sus más fieles seguidores o por mero entretenimiento de cualquier aficionado a la literatura pop, resulta una autobiografía recomendable aunque la satisfacción no sea completa. Porque ¿a quién no le gusta leer acerca de esas vidas llenas de sexo, drogas y rock’n’ roll de sus ídolos? Ahora, a esperar la segunda parte. ∎