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El Niñato –delincuente, toxicómano y uno de los compadres habituales de Makoki– pasa el mono de la heroína como puede. Sus delirios obsesivos son la excusa para una explosión gráfica en la que Gallardo va de Winsor McCay a Bruguera sin apenas esfuerzo aparente, convirtiendo la pesadilla mundana en fantasía de tebeo. El último clavo en el ataúd de la “línea chunga” por uno de sus padres fundacionales y una declaración de intenciones sobre la importancia que tendrá la libertad creativa en su futura carrera.
Noir de colores. Monumental trabajo con gouache de tonos eléctricos y espíritu sinvergüenza. Gallardo fusila a Chandler con plena consciencia y transforma todos los clichés del género en la comedia salerosa y zumbona marca de la casa. El detective Perro Nick –de perfil sospechosamente familiar– resuelve sus casos como solo un hombre puede hacerlo: con mamporros y muchas, muchas palabras. Concentradísimo homenaje al Hollywood de la Edad de Oro, por sus páginas desfilan desde Mr. Magoo a Lauren Bacall.
¡Viva Europa unida! Roberto España, defensor sin tacha de la joven socialdemocracia española y europeísta, luchará –ayudado por su fiel Manolín– contra los enemigos del orden establecido, contra los enemigos de la patria como en… bueno, como en los viejos tiempos. Con guion de un Vidal-Folch muy inspirado, “Roberto España y Manolín” es la parodia definitiva del tebeo franquista y un submarino que torpedea una y otra vez la línea de flotación de la (una vez más, con sentimiento) Cultura de la Transición.
“Mi padre fue un héroe”, escribe Miguel Gallardo sobre su progenitor, Francisco Gallardo. Un libro que recupera el testigo de Carlos Giménez y su “Paracuellos” (desde 1976), que luego pasará a Antonio Altarriba y Kim para que construyan “El arte de volar” (2009). Memoria histórica y reconstrucción de una época –la Guerra Civil y sus consecuencias–, diálogo padre-hijo y obra desgarradora en su sincera crudeza, “Un largo silencio” se convierte en una nueva bifurcación en la obra de un dibujante cada vez más desnudo ante el lector.
Un hito en la historia reciente del cómic nacional y –junto a “Arrugas” (2007), de Paco Roca– una de las obras vertebradoras de la actual novela gráfica. María, la hija de Gallardo, tiene autismo. A partir de aquí, el autor construye un tebeo preciso que combina autobiografía y didactismo, que es confesional, divertido, tierno y con la dosis justa de mala leche. Reconocida, premiada y leída por miles de lectores –en 2010 se adaptó a un documental dirigido por Félix Fernández de Castro–, “María y yo” es un prodigio narrativo, con un dibujo directo y puro pero, sobre todo, emocionante. ∎