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El músico y periodista Mike Edison ha publicado “Simpatía por el baterista. Por qué importa Charlie Watts”, un espléndido ensayo centrado en el batería de The Rolling Stones que analiza a fondo su estilo, relevancia y personalidad y disecciona los pros y los contras de 50 años de rock’n’roll con una agudeza y sentido del humor fuera de lo común.
Las biografías de los Stones se dividen en dos bandos: las no autorizadas –enumeraciones de excesos que con el paso del tiempo han acrecentado la figura de la banda– y las hagiografías oficiales estilo Taschen, catálogos de fotos en los que todo es chachi piruli. Y luego llegó “Vida” (2010) de Keith Richards, que fue como si bajara Dios a explicar los entresijos de la creación –sin escatimar detalles escabrosos, repartiendo estopa y cero moralina– y dejó en fuera de juego cualquier otro intento de libro gordo: Jagger tuvo que devolver la pasta del que estaba preparando. “Simpatía por el baterista. Por qué importa Charlie Watts” se sitúa fuera de estos parámetros y hace algo inédito: explicar la carrera stoniana desde la perspectiva del taburete de la batería. Y esta es la primera vez que alguien glosa y desentraña la poesía de la batería de Watts de manera extensa. Y lo hace yendo más allá de lo que hemos leído en cuarenta años –”lo que le gustaba era el jazz y tal”– para poner en contexto el estilo de Watts en la batería rock de cada época.
Mike Edison, músico y periodista curtido, argumenta de maravilla qué tenía el lacónico batero que le faltaba a Ringo Starr y Keith Moon. El sorprendido lector se verá devorando páginas sobre shuffle, swing y acentos rítmicos a lo page turner. Pero no solo eso: este volumen –de traducción y edición exquisita– es imprescindible para cualquier aficionado serio a The Rolling Stones. Porque aporta un nuevo nivel de análisis a lo contado mil veces desde la mejor perspectiva: la del sentido del humor inteligente. Edison es un fan absoluto de la banda, pero tiene un pie en la comedia mordaz y otro en la crítica cultural. Y es capaz de reflexiones a un paso del ensayo humorístico y que dan en el clavo: qué bien explica las relaciones entre la guitarra de Richards y Jones-Taylor-Wood y las gilipolleces de estrella pop de Jagger. En última medida, estamos ante un ensayo desmitificador –y documentado a lo académico– de la carrera de la banda de rock’n’roll más grande de la historia. Y lo cuenta tan bien que el stonólogo veterano sentirá cómo vuelve a correr el antiguo veneno por sus venas y por qué es una cuestión de vida o muerte descifrar si “Dirty Work” (1986) era una mierda o no. Como decíamos, el rock’n’roll es la más importante de las cosas menos importantes y este libro nos lo recuerda otra vez. ¡Compra! ∎