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Plano fijo. Un cuarto bien iluminado, normalmente poblado de merchandising variado. Algunas luces LED distribuidas a lo largo de las estanterías. Sentado en una silla ergonómica, alguien habla a un micrófono. Un escenario totalmente reconocible para cualquier usuario de internet: en la era del “contenido” y de los “productos”, los streamers se han convertido en correas de transmisión para el consumo, el deporte o la cultura. El profético primer eslogan de YouTube, “Broadcast yourself”, ha cristalizado en innumerables canales en los que tienen cabida todo tipo de intereses. También, cómo no, los cómics. O algo parecido.
La fragilidad de la industria del cómic en España es un cliché habitual, pero hemos de considerar, a raíz del número de novedades anuales, que debe ser rentable. Al menos, lo es para aquellas editoriales que se encargan de distribuir material extranjero, principalmente procedente de Estados Unidos y Japón. Superhéroes y manga copan las estanterías y cuentan con un apoyo publicitario abrumador, a lo que se suma la lealtad incondicional de unos fans dispuestos a promocionar sus cómics favoritos sin recibir (al menos en principio) contraprestación alguna.
El hiperespecializado ecosistema del cómic de superhéroes es ahora una de las más influyentes corrientes del entretenimiento mainstream. Los éxitos de las producciones cinematográficas de Marvel y DC y las numerosas series basadas en cómics que pueblan las diferentes plataformas han lanzado al estrellato definitivo a unos personajes que han abandonado su estatus de iconos de culto. El gran público consume superhéroes y no necesariamente leyendo sus cómics. Es aquí donde han encontrado acomodo los streamers especialistas en este nicho de la cultura pop, que alcanzan cifras de visionados nada desdeñables. Pero ¿cómo dialoga este fenómeno con los cómics? ¿Hay lugar para la crítica o es una mera herramienta de marketing?
Se llama Daniel Lagi y su alter ego es conocido como Strip Marvel. 775.000 suscriptores en su canal de YouTube y millones de visitas de sus vídeos, en los que disecciona la actualidad del universo cinematográfico de Marvel y sus aledaños. Se ha convertido en todo un fenómeno que llena salas con un espectáculo en el que mezcla humor y superhéroes, “Cómo conocí a vuestra Marvel”. En su canal encontramos reseñas de las películas y series, coleccionismo e información de todas las novedades de la compañía a un ritmo exigente que le hacen estar continuamente al pie del cañón. ¿Y los cómics? Las novedades de la casa siempre tienen su espacio en la sección de noticias, y ha publicado entrevistas con dibujantes españoles, como Cafu o Salva Espín. Sin embargo, Strip Marvel se tiene que disculpar cada vez que habla de tebeos con una letanía clásica: “Sé que este vídeo no va a tener tantas visitas, pero…”. La misma defensa utiliza Javier Olivares, responsable de La Botella de Kandor, con 567.000 personas suscritas a su canal y especializado en el universo de DC, aunque mantiene un par de secciones, “Mis cómics favoritos” y “Los 5 cómics de…” para hablar específicamente de tebeos.
Pero si la dictadura de las visitas rige su actividad y el cómic queda en un segundo plano, esto no les impide colaborar con librerías o editoriales que encuentran una nueva ventana de promoción. Y es que hablamos de marketing, mercados cruzados y transmedia. Julián Clemente, editor de Marvel en España con Panini, y Beni Vázquez, responsable de ECC (que tiene los derechos de DC), nos confirman que se han realizado promociones específicas con youtubers, y Vázquez señala que en 2022 consideran involucrarse más con estos nuevos actores porque, indiscutiblemente, atraen a un nuevo público. Ambos editores señalan que la oferta audiovisual genera un aumento en sus ventas, aunque la cuantificación es difícil de evaluar, si bien Clemente apunta que grandes éxitos masivos como las películas de Los Vengadores sí han supuesto un incremento notable.
Fuera de la aplastante fuerza gravitacional de Marvel y DC, cientos de usuarios mucho más modestos ofrecen en sus canales información regular sobre cómics. El Colectivo de Comunicadores Multimedia del Cómic agrupa a más de medio centenar de estos. Su portavoz, Alfredo Matarranz, del canal (y también librería) Tomos y Grapas, nos explica que surgió como una necesidad para ofrecer visibilidad a un grupo cada vez más numeroso. Actualmente, siguiendo la estela de la consolidada Asociación de Críticos de Cómic, el Colectivo ofrece una lista trimestral con recomendaciones de lectura que cuelgan en su web, y anuncia nuevas actividades para el futuro, como la creación de unos premios.
Si hay un streamer que ha encontrado un espacio para el cómic en YouTube (y Twitch), ese es Bamf!, responsable de Comic Freaks!. Con 48.200 suscriptores, Bamf! se mantiene fiel a su idea original de ofrecer contenido específico sobre tebeos. En sus propias palabras, “cuando me familiaricé más con los hábitos comunicativos de YouTube, cifras, estilos, estrategias de crecimiento y demás, me molesté activamente en esquivar todo lo que no fuera cómic, evitando muy conscientemente el audiovisual”. Cree que “el cómic es el que necesita atención, y no los otros medios que venden millones de unidades o promueven industrias millonarias”. El compromiso de Bamf se extiende también específicamente con el cómic español. En su sección “El Show de Comic Freaks” realiza entrevistas a autores nacionales y habla con asiduidad de la producción estatal. Por su parte, se encuentra “cómodo” con el crecimiento del canal, no se plantea una profesionalización y cree que lo importante es no perder “la magia, las ganas y el entusiasmo”.
Y no podemos olvidar que las editoriales (como La Cúpula, con su propio canal de Twitch), librerías especializadas (es el caso de Generación X, que ofrece vídeos con regularidad) e incluso los propios dibujantes (el modélico Streaming de Dibujantes, comandado por David Lafuente y David López) han puesto el pie en un terreno que todavía se antoja resbaladizo. Quizá la incorporación de estos actores abra nuevos horizontes, aunque cada vez resultará más compleja la tarea de diferenciar la promoción de la divulgación. Eso sí, pase lo que pase, lo veremos en la pantalla. ∎