Cuando
Lucy Dacus registró este álbum de debut en Nashville, a sus 20 años y en poco menos de veinte horas, nunca antes había pisado un estudio profesional acompañada de una banda. De hecho, hasta pocas semanas antes, su música se había acostumbrado a expresarse en solitario y sin compañía alguna, tras activar su chispa gracias a un proclive ambiente familiar. De ahí que la autora de Richmond, Virginia, no albergara demasiadas expectativas acerca de su resultado final. No contaba, sin duda, con el potencial de unas canciones a las que esa dosis de espontaneidad les vino como anillo al dedo para ser explotadas a modo de irrebatibles confesiones cuyo motor carbura gracias a un considerable componente autobiográfico e incluso terapéutico: desde la foto de portada mostrando a nuestra protagonista cuando era niña hasta un título que alude a la autoestima, tanto propia como ajena.
Pero
“No Burden” se defiende y define, por encima de todo, desde una madura colección de canciones estimuladas en principio por un imperioso cuerpo eléctrico –
“I Don´t Wanna Be Funny Anymore”– que va trocando luego hacia un gesto más templado –
“Green Eyes, Red Face”– e incluso acústico, como en el caso de
“Dream State…” o
“Trust”, para terminar desdoblando un acogedor lienzo sobre el que la voz de Lucy perfila, firme y poderosa, sus agridulces historias. ¿Quién dice que este arranque no puede ser el comienzo de una bonita amistad? ∎