Ha ganado en finura y en complejidad, sin por ello renegar de su esencia. Queralt Lahoz confirma y también redimensiona lo apuntado en el single “En otro lugar” (2022), episodio de R&B con quejío que sucedía a su prometedor primer largo, “Pureza” (2021). Todo suena más elegante, elaborado (que no recargado: al contrario) e incluso contemporáneo, sin que el mejunje de ingredientes resuene como si lo hubieran parido con fórceps. Depuración de estilo, lo llaman. En este EP de cuatro canciones, la de Santa Coloma de Gramenet se marca, junto a sus habituales compañeros de directo (Marc Soto, Fede Jahzzmvn y Pau García), un recorrido por las diferentes fases del enamoramiento, un poco al estilo de lo último de Rosalía con Rauw Alejandro, aunque desde un plano algo más abstracto –y por lo tanto, menos obnubilado por otra persona con nombre y apellidos– en lo lírico. Sin ningún brindis al sol. Con sus claros y sus sombras. Y tiene la virtud de encontrar el lenguaje musical adecuado para vestir cada una de estas sensaciones.

El temor a enamorarse sin remedio (el que siente quien ya ha pasado por ello, aunque solo fuera una vez) deviene en el pop electrónico aflamencado, con desarrollo en clave de house pop ensoñador, de “Con miedo a ti”. Suena a club sin exclusividades ni estricto dress code. ¿Everything But The Girl cruzándose con Gatta Catana? Puede parecer una boutade, lo sé, pero no resulta descabellado. El groove comparece para plasmar el éxtasis de pareja recién prendida en “Tan rico”, un R&B rapeado de encanto reptante y cielos claros, que reafirma su versatilidad como vocalista. Siendo ambas notables, lo mejor está por llegar: es “No me salves”, que conjura la sensación de desgarro de un tango con unos ritmos rotos cercanos al dubstep, en el brote más rítmico y rompedor (dentro de unos límites) de estos trece minutos largos. Estrenado como sencillo hace semanas, acumula entre cuatro y cinco veces más escuchas en streaming que cualquiera de los tres cortes que lo acompañan. Para terminar, la breve copla deconstruida de “Aurora”, que tiene el único hándicap de recordar demasiado (ahora por la forma, y no por el fondo) a Rosalía. Las cuatro canciones tienen su correlato visual en una minipelícula dirigida por Adrián Martos y estrenada en Filmin, redondeando un firme nuevo paso en el trayecto de una artista que a su acopio de raza (basta verla en directo) suma una inteligente evolución. ∎