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Reedición

The Doors

L.A. Woman Elektra-Rhino-Warner, 2021

13. 12. 2021

En noviembre de 1970 Jim Morrison exudaba whisky y cerveza por todos sus poros. Su aliento dipsómano y su temperamento habían agrietado las relaciones con los otros miembros de la banda. Sin embargo, volteando todas las apuestas en su contra, The Doors consiguen encerrarse durante seis jornadas en el Workshop, el local de ensayo que tenían en el Bulevar de Santa Mónica, para acercarse al ideal blues-rock que Morrison llevaba tiempo persiguiendo. Publicado en 1971, a tan solo tres meses de que el Rey Lagarto trascendiera a la eternidad desde una bañera de París, “L.A. Woman” se convertiría en el sexto y último disco de la banda angelina, así como en uno de sus clásicos irrebatibles. Tras señalar el camino en su anterior “Morrison Hotel” (1970), la última bala de la banda estadounidense abrazaría sin contemplaciones las raíces blues. Para tamizar su sonido desollado y noctámbulo, suman refuerzos: Marc Benno en la guitarra y Jerry Scheff en el bajo. Asimismo, depositan la producción del disco, después de que su productor de confianza, Paul A. Rothchild, escuchara lo grabado y declinara participar, en sí mismos y en el ingeniero de sonido Bruce Botnick.

El cofre lo abre “The Changeling”, un blues rítmico marcado por el órgano infeccioso de Ray Manzarek –quien parece reflejarse en Booker T. & The M.G.’s– en el que Jim Morrisson repasa sus años de nomadismo por los Estados Unidos a rebufo de los cambios de domicilio forzados por un padre almirante. El distintivo Vox de Manzarek imprime carácter a la singular “Love Her Madly” (con espacio para un ritmo ska). Se acogen al blues clásico sin aditivos en “Been Down So Long” y “Cars Hiss By My Window”, donde el sello distintivo del teclista desaparece del pentagrama. Cierra el primer tramo la cúspide de la cara A y joya imperecedera de su cancionero; “L.A. Woman” se conforma como un cabalgamiento rítmico de generosa extensión (hasta casi los ocho minutos) que sirve como tributo a la ciudad de la Costa Oeste que estaba a punto de ver partir a uno de sus embajadores más ilustres.

La cara B arranca por todo lo alto con el ritmo marcial de John Densmore a la batería y la voz turbia y enigmática de Morrison en “L’America”. No pierde el calor hipnótico y seductor en su voz, la que imprimía esa belleza insondable a su música, en el siguiente tema, la intrigante y hermosa “Hyacinth House”. En “Crawling King Snake” acuden directamente a la fuente primigenia versionando a John Lee Hooker. Regresan al dive bar de parroquias trasnochadas en la recitada “The WASP (Texas Radio And The Big Beat)”. Cierra el álbum el viaje tormentoso al corazón de la noche, la hipnótica y atmosférica “Riders On The Storm”.

La reedición, lanzada con motivo del 50º aniversario de la publicación, se materializa en tres CDs más un vinilo. Un cofre que contiene el disco original remasterizado y otros dos complementarios con descartes inéditos (entre otros, versiones de B.B. King, Big Joe Williams, Lee Dorsey y Junior Parker) y más de dos horas que exhuman las grabaciones del puntero último capítulo del combo angelino, acompañado de un libreto con fotografías y textos firmados por David Fricke y Bruce Botnick. ∎

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