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El reverenciado sello Analog Africa del “crate digger” Samy Ben Redjeb propone una sustanciosa inmersión en rare grooves nigerianos. En concreto en una variante del highlife, el sonido edo funk que se gestó en Benin City. A diferencia de la pulida música disco que proliferó en Lagos, estas producciones tienen un sonido más crudo, mezclando elementos de la tradición edo, como la flauta, con sintetizadores y guitarras eléctricas.
El músico más destacado e inventor de la etiqueta edo funk es SIR VICTOR UWAIFO, una leyenda que, además de músico, es escritor y escultor. Cada uno de sus temas aporta elementos distintivos; en “Iranm Iran”, sobre metales y ritmo funk, destaca la rugosidad de los teclados; en “Sakpaide No. 2” los protagonistas son una guitarra gallinácea, percusiones y voces que parlotean más que cantan; en “Aibalegbe” un epatante solo de sintetizador contrasta con la pegadiza melodía highlife, y en “Obviemama” es un chispeante órgano el que trastoca los esquemas rítmicos habituales.
Otro pilar es OSAYOMORE JOSEPH, también activista en contra de la corrupción en la conflictiva región del delta del rio Níger. Tras estudiar flauta, guitarra y piano y recoger influencias de Sir Victor Uwaifo, King Sunny Ade y Fela Kuti, creó en Benin City su propio estilo. Uno de sus primeros éxitos fue “Ororo No De Fade”, fundamentado en un exuberante ritmo percutivo, su ronca voz y una sinuosa flauta. Otros temas emblemáticos son “My Name Is Money” –entre afrofunk y calipso, con la indispensable flauta incorporada–, el irresistible “Who No Man” –con profusión de metales, guitarras cantarinas y voces de llamada y respuesta– y “Africa Is My Root”, declaración de identidad que, curiosamente, vuelve a remitir al calipso.
El tercer músico rescatado es AKABA MAN, cuyo sonido se distingue por el uso de unos sintetizadores cósmicos que en “Ta Gha Hunsimwen” contrastan con metales influenciados por lo latino; en “Popular Side” mezcla teclados new age y estridentes sin olvidarse del fundamento highlife; en “Ta Ghi Rare” los borbotones sintéticos suponen un contrapunto a la rotunda africanidad de las voces, y en “Ogbov Omwan” es el trepidante ritmo afrofunk, propulsado por una poderosa línea de bajo, el que domina. La edición en vinilo doble y CD incluye un jugoso libreto con fotos y entrevistas. ∎