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Soto Asa: jinete multipantalla.
Soto Asa: jinete multipantalla.

Entrevista

Soto Asa: gaming, carros y naves espaciales

Si en algo podemos estar de acuerdo es en que Soto Asa no es un artista cualquiera. Desde que comenzó a hacer ruido en los círculos de internet más avant-garde en cuanto a tendencias de rap español (con temas como “Drary, “Nike” o el icónico “JOSE FERNANDO MONY DRIFT”), la carrera del ceutí no ha parado de crecer, así como la figura mítica que lo rodea. Hablamos con él con motivo del lanzamiento de su recién estrenada “Coupé”, la mixtape con colaboraciones de Bad Gyal, La Zowi y Yung Beef con la que cerró 2020.

19. 01. 2021

Soto Asa es un artista minucioso, como él mismo nos explica.La música me encanta hacerla, no es ni un trabajo para mí. Pero, como quiero que mi sonido sea muy concreto, mi visual sea muy concreto… Tengo que estar muy encima del proceso”. Ese detallismo está también presente en su última mixtape, “Coupé” (La Vendición, 2020), que viene a certificar su estatus de artista atemporal con una combinación de reguetón marciano que, a falta de nave espacial, tenemos que conformarnos con bumpearla en el coche.

Buceando en el imaginario de Soto Asa encontramos el gaming como referencia –además de otros múltiples elementos, pero eso es otra historia–, presente desde las barras (iba camino al infierno, en gráficos de Nintendo”) hasta la cover de sus trabajos. Ahí, en esa cubierta, ya se puede observar esa minuciosidad de la que hablábamos: Hasta ahora, las portadas me las hacía yo. Para las de ‘La Cruz’ o ‘Down Music’ me bajé el After Effects, que no tenía ni idea de utilizarlo, para que quedaran como yo quería”.

Por ello, empezamos nuestra conversación con Soto preguntándole por el universo del videojuego y el papel que juega en su vida y su música: Siempre me ha gustado el mundillo y todo lo que me gusta lo reflejo, sin yo quererlo, en la música. Yo hago mucha referencia a la Play y juego, sobre todo, a juegos de coches como el ‘Forza’ o el ‘Project CARS’, pero desde la Play 2 no había tenido ninguna. Ahora me he pillado la PS5 y estoy con el ‘Call Of Duty’, aunque nunca he sido muy de este juego, y el ‘Gran Turismo’”.

Y si pudieses dar un concierto en un videojuego, como Travis Scott en Fortnite, ¿cuál elegirías?

Tengo que buscar un juego que encaje con el concepto. Porque, si te digo un concierto en el “Metal Gear Solid”, pues no pega (risas). En un “Midnight Club” o un “Need For Speed”, aunque la saga no me guste tanto, estaría guapo.

Ya sabemos que, si hablamos de coches, es un Hyundai Coupé; pero, si tu música fuese una consola, ¿cuál sería?

Me salen tres: la Nintendo 64, la Xbox 360, que está de puta madre pero lo mismo en un descuido te saco las tres luces rojas y me tengo que ir a dormir (risas), y un PC Master Race.

Perreo con infrarrojos.
Perreo con infrarrojos.

¿Cómo ha sido el proceso creativo de un disco tan bailable en un contexto de pandemia como este? ¿Cómo has vivido estos meses?

La cuarentena, en mi caso, bien. A mí no me supone un problema estar solo, a mi rollo, así que por ese lado perfecto. Gracias a Dios, o a quien sea, mi trabajo puede seguir funcionando aunque haya COVID. Mi situación económica se ha visto un poco afectada, pero no como para el que tiene una frutería, por ejemplo. No puedo quejarme aunque no pueda dar conciertos. Eso sí: a nivel creativo, una mierda. Tú estás un mes contigo y te salen cosas. Pero al segundo ya necesitas salir, necesitas vida. En el sentido creativo, ruina. En verano pudimos empezar a salir y, en esos momentos, me pude motivar y escribir el disco. Aunque es un disco que es complicado de escribir en esta situación.

Teniendo en cuenta lo perfeccionista que eres, ¿cómo es tu proceso de trabajo en lo relativo a producciones?

Para elegir instrumentales soy muy pesado. Sobre todo porque me mandan instrumentales que están guapísimas, pero, como soy muy mío, me da mucho apuro que me manden una base de 10 y que yo pida cambios. Es como decirle a alguien que su trabajo no es perfecto para mí y no me gusta dar esa impresión. A mí me gusta que me envíen un pack de instrumentales y yo elijo; los productores saben el estilo que me gusta y saben qué enviar. Y con productores más cercanos sí que pido más cambios, pero cada tema tiene su historia.

Ceuta caballa

Soto Asa comenzó haciendo música en Ceuta al principio de la década. Por aquel entonces ya podía presumir en cierta manera de sold outs (como los que alcanzó con su última gira, truncada en parte por la pandemia), aunque, como él mismo nos explica,Ceuta es muy chico y la sala se llenaba de mis chavales. Iba todo mi grupo y yo parecía 50 Cent, pero, en verdad, era movida de colegueo”.

Esa época de la que habla es la del EP “Shustar” (autoeditado, 2011), un trabajo firmado como Soto, a secas, y formado por tres temas que suenan muy diferente a lo que entendemos como Soto Asa hoy en día. “‘Shustar’ fue el principio. Ahí empecé a tener un sonido propio, cutre pero sonido propio, porque ya escuchaba a gente que fuese de fuera de mi grupo. Antes de eso tenía canciones, pero yo en esa época era incluso antirreligioso. Era típico de un chaval que escribe su primera canción”.

“Nosotros somos cantantes, no profesores. La educación tiene que salir de casa. Pero yo soy consciente de que mi música puede influenciar. Así que, aunque hablando utilice alguna mala expresión, intento que mi música sea positiva”

En uno de los temas que sacaste después, “Children Trapis”, sí que vemos un cambio en tu sonido, mucho más Soto Asa.

Cuando haces música con doce años y luego la vuelves a hacer con dieciocho, no cambia la música, cambia la persona. Y automáticamente cambia la música. Siempre lo repito, pero yo tuve un profesor de inglés que ahora mismo sigue por la India. Era budista y es la persona más grande que he conocido en mi vida, transmitía un aura diferente a todas las personas. Yo en esa época llevaba una filosofía muy oriental, lo típico que descubres a Nietzsche, a Ortega y Gasset… Y llegó un momento en que tenía la cabeza hecha un cristo. En vez de ayudarme, la filosofía me estaba complicando. Y ese hombre me enseñó la filosofía budista, no ortodoxa, y me influyó. No sé si en lo musical, pero sí en lo personal. Al final el que hace algo bueno, recibe bueno; y el que hace malo, recibe malo.

¿Y dónde te ves dentro de ese debate sobre el rap y su función? Parece que solo hay dos extremos: un rap mochilero (perdón por la expresión) que quiere educar versus quienes defienden que esto es solo música y no debe tener esa función.

Nosotros somos cantantes, no profesores. La educación tiene que salir de casa. Pero yo soy consciente de que mi música puede influenciar. Así que, aunque hablando utilice alguna mala expresión, intento que mi música sea positiva. No por hacerle un favor a los padres, sino porque creo realmente que es lo que lleva a cosas buenas. Algún “porro” van a escuchar, pero quiero que se queden con algo positivo, tanto los niños como los que no son niños.

Tienes una barra de 2017 que dice no es para que lo muevas, pero lo puedes moverque creo que sigue definiendo muy bien tu música.

Sí, es verdad que la música no era para bailar en una discoteca, pero, si lo quieres bailar en una discoteca, pa’lante. Aunque el camino que he tomado ahora mismo es música más bailonga.

¿Cómo ves tu futuro a nivel creativo, teniendo en cuenta que “Coupé” es un trabajo muy reguetonero?

Sinceramente, del trap estoy bastante cansado y en el reguetón estoy más a gusto, pero sí veo que en algún momento me cansaré. No tengo pensado cambiar de estilo, pero el cuerpo me pedirá un cambio; no sé cuándo, pero me lo pedirá. Veo, además, que tanto en el reguetón como en el trap parece que todo está cortado por la misma espada… No es como otros géneros, aquí puedes experimentar pero con ciertas limitaciones, aunque yo intento saltarlas.

¿Te preocupa el futuro de la música tras el COVID-19?

Más que a la música, todo esto ha afectado a los DJs, a los que montan escenarios, etcétera… Al final el que hace música puede ir al estudio y seguir haciéndola. Además, cuando nos metan el microchip la música ya va a ser loca, vamos a coger un nivel avanzado, así que se vienen cosas gordas (risas). ∎

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