Contenido exclusivo

Para poder leer el contenido tienes que estar registrado.
Regístrate y podrás acceder a 3 artículos gratis al mes.

Inicia sesión

Libro

Sinéad Gleeson / Kim Gordon

Música, maestra. Ensayos sobre música y mujeres escritos por mujeresLibros del Kultrum, 2022

09. 11. 2022

“Música, maestra. Ensayos sobre música y mujeres escritos por mujeres” (“This Woman’s Work. Essays On Music”, 2022) recoge 16 ensayos de distintas voces femeninas –escritoras, articulistas, compositoras, directivas, poetisas– de orígenes diferentes aunque vinculadas culturalmente al mundo anglosajón, ya sea en Estados Unidos o Reino Unido. La edición en castellano coincide en el tiempo con el original y Libros del Kultrum la ha subtitulado de manera sugerente. La obra, coeditada por Kim Gordon y la escritora irlandesa Sinéad Gleeson, cuenta con la compositora Heather Leigh como prologuista. Es un trabajo intergeneracional, estimulante, vivo, erudito. Femenino.

Las autoras hablan de sus vidas para explicar experiencias musicales. Y al revés. Los relatos acerca de Laurie Anderson y Lucinda Williams van en esa línea. El primero, porque la novelista ANNE ENRIGHT casi se abre en canal. Y el segundo, obra de JENN PELLY, toma su título de un tema de la cantante de Luisiana –“Fruits Of My Labor”– cuya voz supone una luz para la periodista musical. En “Una joven fan”, dice Enright sobre Anderson: “Donde algunos músicos como Philip Glass buscan la perfección, la perfección de Anderson busca la libertad, y perfección y libertad no apuntan siempre en la misma dirección”. Hay que ser valiente para manifestarse con esa rotundidad.

También destaca la pequeña maravilla “Canciones del exilio”, de FATIMA BHUTTO. Desde niña, la ensayista nacida en Kabul vivió embelesada tanto con Damasco como con Madonna. En su texto entremezcla el sentimiento de pertenencia a la ciudad de acogida con la postura vital de su padre, presto a regresar a Pakistán. El relato, más que un ensayo, crece y crece. Bhutto refiere así su sentimiento por la música: “Hay libertad en la disonancia musical. Y dondequiera que haya libertad, habrá siempre rebelión. Los tiranos (...) nunca, jamás podrán someter ni subyugar la irreductible belleza de la palabra cantada”. Difícil no estar de acuerdo.

Desde otra óptica –muy de piel y muy periodística– enfoca su ensayo KIM GORDON, la exbajista de Sonic Youth, cuando ametralla a preguntas a Yoshimi Yokota –batería del grupo japonés Boredoms– en “La música en Internet no tiene contexto”. Ambas tocaron en el grupo Free Kitten junto a Julia Cafritz. La otra coeditora, SINÉAD GLEESON, vio a Sonic Youth en Dublín con solo 16 años y en “Sonic Seasonings” se zambulle en la obra de la compositora Wendy Carlos –muy apreciada por el estudio de la sonoridad de los sintetizadores y su pertinaz empeño en hacerla accesible al público–, en su encuentro con el ingeniero Robert Moog y en su trabajo para bandas sonoras. En contrapartida, la norteamericana obstaculiza la difusión de su catálogo. Es su web la que canaliza su contacto con el mundo. La ensayista expone, desde la comprensión alternada con cierto estupor, las razones de Carlos, cuyo último trabajo, según la autora, data de 1998: Si eres una pionera y una investigadora, no hay nadie con quien compararte ni con quien competir. Entonces, ¿dónde te posicionas si tu trabajo es singular, incluso ‘sui generis’?”, se pregunta Gleeson.

La compilación está cargada de dolor, respeto, desconexiones emocionales –es decir, no saber nada del otro durante años– como por ejemplo en “My Brilliant Friend”, de MAGGIE NELSON, que rememora su amistad durante la infancia con la cantante Lhasa de Sela. La británica de origen caribeño ZAKIA SEWELL –de padre inglés y músico de profesión– se sumerge en las raíces musicales de su abuela y su madre y en los problemas mentales de su progenitora: “A medida que crecí y comencé a buscar respuestas sobre mi identidad, fue la música la que me ayudó a encontrar los eslabones perdidos”.  JULIANA HUXTABLE compone en “Poema de alabanza para Linda” un ensayo espiritual como el jazz que ama, el jazz espiritual, para poner en perspectiva a una mujer inusual, poco convencional, como fue Linda Sharrock, figura prominente del jazz más libertario de la década de 1960 cuyas performances vocales son cuando menos sorprendentes.

El libro se abre a una visión inner circle de la industria musical en dos ámbitos relevantes: el rock y el rap. El primer género se aborda desde el corazón de un sello destacado como Sub Pop, del cual MEGAN JASPER es directora ejecutiva. Fuera de Seattle fueron observados como una comunidad musical en la que no todos fueron felices. Su ensayo, titulado “Perdedoras”, no admite cortapisas ni vanas complacencias: “Ser una de las perdedoras de Sub Pop ha sido una de las mayores victorias de mi vida. Nunca hubiera imaginado que me plantaría en el epicentro de un cambio cultural que sacudió al mundo”. Las distintas transformaciones del negocio musical y el dinero generado por él dan de lleno en la observación del rap y derivados, que no tiene desperdicio en las disquisiciones y los interrogantes que presenta la poeta SIMONE WHITE en “¿Qué está pasando con el rap, esa música también llamada ‘trap’ y ‘drill’?”.

Los textos no se entienden únicamente desde una perspectiva de género. Se intuye una entonación, un acento político que da visibilidad a la invisibilidad, pasada y presente, de las mujeres en la música. “Al fin y al cabo la música es, esencialmente, una invocación”, leemos en “Valentina”, de la escritora OTTESSA MOSHFEGH. De manera indeleble hay un sustrato dual en las interioridades de las líneas escritas, que basculan entre el dolor y la alegría. En consecuencia, “Música, maestra. Ensayos sobre música y mujeres escritos por mujeres” es una antología que respira sabiduría y generosidad. ∎

Contenidos relacionados