En su primer disco pos-Standstill, “Meridiana” (2016), Enric Montefusco perseguía un concepto musical especialmente arraigado en la tradición popular, al tiempo que aprovechaba (entre renglones puramente autobiográficos) para reivindicar el valor de lo colectivo y de lo que significa conformar un grupo.

Ahora, insiste en este último punto también desde lo puramente musical con “Coros de medianoche”, un EP-bisagra (ya prepara un segundo álbum) en el que cede las voces principales a otros, desdibujando y relativizando la idea clásica de autoría. Canciones entre todos para todos. La mayoría de esas voces pertenecen a la nueva oleada de renovadores de las músicas populares: está Niño de Elche, probando algo parecido al rap en el estribillo de “Toda la fuerza”, una canción sobre la necesidad de despertar del letargo y recordar la fortaleza de uno, no digamos ya de muchos; están Los Hermanos Cubero, sacando su lado más impetuoso para “Tonada negra”, canción de la que proviene la frase que da título al disco (“ya se oo-oo-yeeen / los coros de / medianoche…”), y está la inmensa Maria Arnal, emocionando como de costumbre en “El baile”, con el gran acordeón de Xavi Lloses y la voz de Montefusco en la parte final.

Albert Pla hace acto de presencia en “La casa museo”: esta historia de una casa museo dedicada a un hombre normal suena como una verdadera fusión de los universos de Pla y Montefusco. Finalmente, Nacho Vegas saca un inédito susurro grave para “Contra los románticos”, en realidad, una defensa de quienes se resisten a escribirlo todo en la peor prosa. ∎