En su primer álbum en estudio desde
“Enfants d’hiver” (2008) y tras superar tragedias varias –el suicidio en 2013 de su hija Kate; el diagnóstico de una leucemia–,
Jane Birkin vuelve la mirada una vez más hacia la obra de su inseparable
Serge Gainsbourg. La novedad: es la primera vez que las canciones de Lucien Ginsburg reciben el tratamiento de orquesta sinfónica. Y el traje no le sienta mal, no.
Birkin, como siempre, se rodea de colaboradores con hoja de ruta fiable: los arreglos los firma el pianista japonés Nobuyuki Nakajima –búsquenlo en los créditos de varios álbumes de Sakamoto– y el disco se ha grabado con la prestigiosa Polish Radio Orchestra.
Se picotea del repertorio que Gainbourg le escribió a Birkin para discos como
“Ex Fan des Sixties” (1978),
“Baby Alone In Babylone” (1983) y
“Lost Song” (1987), sin olvidar los míticos
“Jane Birkin/Serge Gainsbourg” (1969) e “Histoire de Melody Nelson” (1971); el inevitable broche de oro de los veintiún cortes lo pone, por supuesto,
“La Javanaise”.
La vocecita de Jane parece bendecida por los dioses del pop: su fragilidad resuena sin fisuras, como si el rodillo del tiempo se hubiera olvidado de ella. Y el vestido de gala orquestal, suntuoso pero nada impostado, le añade nuevos colores y sabores a piezas de resistencia como
“Requiem pour un con”, “La chanson de Prévert”, “Manon”, “Jane B.” “L’anamour” y
“Pull Marine” (esta última recuperada del único álbum de Isabelle Adjani, editado en 1983). El
tracklist no se olvida de partituras donde Mr. G recurrió a compositores clásicos (Chopin, Brahms, Grieg) para vestir sus fantasías, redondeado un irresistible desfile de alta costura pop. Gainsbourg & Birkin
forever! ∎