Paralela a la explosión del pop moderno en España tras el fin de la dictadura surgió toda una cultura del fanzine que tuvo el mismo kilómetro cero: el Rastro madrileño y Kaka de Luxe. La prensa musical underground se fue expandiendo en infinitas ramificaciones con un denominador común: el entusiasmo, y de él emergieron varias generaciones de creadores en todos los ámbitos de la música independiente. Con “Papeles subterráneos” César Prieto, Abel Cuevas y Manuel Moreno han asumido la labor titánica, en realidad imposible, de catalogar (y reivindicar) 45 años de historia en forma de hojas fotocopiadas y grapadas cuya trascendencia es mayor de lo que pueda parecer. David Saavedra

¿Geolocalización pop? ¿Albumspotting? ¿Rutas musicales? ¿Turismo cultural? El libro “under covers.” glosa un centenar de portadas y el lugar en el que fueron tomadas las fotos que aparecen en ellas. Tiene la voluntad de ser siempre interesante, explicando la historia detrás de cada cubierta y del lugar en el que se emplaza, pero también de ser útil como libro de viajes: en cada una de las entradas se localiza en un mapa el punto exacto donde se tomó la foto. La ecléctica selección de títulos y el buen gusto editorial (tanto en texto como en diseño) convierten el libro en una invitación al goce. Joan Pons

A lo largo de las más de 350 páginas de “Making flu$”, El Bloque lleva de la mano al lector a los primeros botellones, bolos y fiestas de nombres que ahora son tan conocidos como Yung Beef, C. Tangana o Rosalía. Si dentro de unos años alguien quiere entender qué pasó en la música de los 10, este libro será sin duda de lectura obligada, aunque también debiera serlo para cualquiera que tenga curiosidad en conocer cómo se mueven los artistas al margen de las estructuras tradicionales: en eso, sienta cátedra. Carolina Velasco

Hablar del glam es hablar de una de las etiquetas más esquivas de la música popular. ¿En qué medida es un género musical? ¿O es más bien en el plano visual donde residen sus rasgos característicos? En “Discursos, identidades y transgresión en la música popular española (1980-2010)”, Sara Arenillas Meléndez nos ayuda a definir este término tan resbaladizo. Fruto del doctorado de la autora en Historia del Arte y Musicología, se trata de un trabajo magnífico que merece franquear los muros universitarios, fundamentalmente por dos motivos: por lo novedoso de la materia –la bibliografía sobre el glam español es exigua– y porque, pese a su origen académico, es muy accesible para el lector no especializado. Javier de Diego Romero

“La música se resiste a morir” es una estupenda muestra de buena documentación, habilidad literaria y trabajo duro, resultando en una monumental biografía. En el libro, Manuel de la Fuente explora no solo la larga lista de influencias musicales de Frank Zappa, sino todo lo que resulta trascendente para entender su figura y su devenir artístico y personal. Una tarea ardua y difícil, porque adentrarse en semejante legado es un camino sin retorno repleto de diferentes ángulos, luces y sombras. JuanP Holguera

Firmado por el periodista Carlos Pérez de Ziriza, “Prefab Sprout. La vida es un milagro” cubre por completo la trayectoria de los de Durham, con sendas entrevistas a Paddy McAloon, un diccionario de artistas conectados con el grupo y una disección de su discografía. Hablamos de crítica musical de altos vuelos, tan elegante en la forma como perspicaz en el fondo; una pluma capaz de contagiar el entusiasmo del fan sin perder de vista el sentido crítico. Javier de Diego Romero

“L’argot del soroll” es el resultado de numerosas conversaciones con Pascal Comelade. El propio protagonista desvela tanto los intríngulis de una alambicada y extensa obra artística como los detalles personales de su intensa vida; reflexiones espoleadas por un periodista que ha hecho un verdadero trabajo de amor y que a su vez es un fino estilista de lo jocoso. Donat Putx ha realizado un trabajo minucioso y detallista en el que la gran cantidad de información nunca sepulta la “joie de vivre” de un artista autodidacta. Ramon Súrio

Después de aquella noche de 1992 en la que Sinéad O’Connor rajó una fotografía de Juan Pablo II en plena actuación en ‘Saturday Night Live’, la industria musical decidió que la artista era una “loca del coño”. Borrada del mapa, poca opinión podía tener sobre su propia narrativa, pero la O’Connor que ha surgido de todo aquello y que se refleja en “Remembranzas” es una narradora fuerte y optimista (a pesar del dolor que contienen estas páginas) que además esconde anécdotas unas veces divertidísimas, otras reveladoras. Un punto de vista diferente y necesario para plantearnos los mitos de la industria y las bases de la cultura de la cancelación. Diego Rubio

Sin esperar la absolución, Rob Halford nos ofrece en “Confesión. La autobiografía” una descarnada autobiografía de escrupulosa cronología que comienza envuelta en la contaminada atmósfera de la industriosa Birmingham de posguerra y continúa desgranando con ritmo implacable su carrera (y la de su banda, Judas Priest), lacerada por su homosexualidad enmascarada desde la infancia y sus adicciones. Un infierno personal contado desde la inevitable óptica del superviviente, pero lejos de cualquier lección moral. Pablo Ríos

El tercer volumen de la colección “K-punk” publicada por la editorial argentina Caja Negra recoge reflexiones de Mark Fisher, entrevistas (algunas de ellas inéditas) y la introducción de la obra inacabada del autor, “Comunismo ácido”. Frente al individualismo capitalista, Fisher evocaba en sus últimas reflexiones, recogidas en el tramo central del libro, el colectivismo de los 60. Fisher, activista pop a ultranza –en su acepción más valiosa: popular–, crítico, filósofo y docente, encontró en la cultura de masas, y en la música en particular, un terreno de lucha y no un dominio exclusivo del capitalismo. Cesc Guimerà

El fan, esa figura que alienta miradas condescendientes, es el objeto de “Starlust”, este libro inmersivo del veterano Fred Vermorel. El recorrido por estas páginas nos reserva episodios estridentes, testimonios aliñados con desórdenes alimenticios, enamoramientos poco cabales y un amplio espectro de disfunciones, ya que Vermorel decanta su atención hacia el fan fatal, mucho más allá del mero simpatizante del artista. Pero, consciente quizá de que uno no puede vivir de aquello que odia o desprecia, desliza un mensaje de comprensión hacia estos protagonistas de psique alterada que, siguiendo las estaciones de sus nueve capítulos, transitan de la pasión al delirio. Jordi Bianciotto

En “Townes Van Zandt. La eternidad en una canción” Álvaro Alonso propone una aproximación extensa y prácticamente integral al personaje, consiguiendo un resultado sumamente adictivo y casi irreprochable, realmente una novela que a partir de una arriesgada estrategia narrativa –un diálogo imaginado entre un Townes Van Zandt que consume las últimas horas de su vida y el fantasma del General confederado John Bell Hood– termina ofreciendo un relato biográfico completo al que no parece escaparse detalle. Eduardo Ranedo

Bruno Galindo publica un recorrido en las tres vertientes (periodística, industrial y artística) que han definido su trayectoria profesional. Atento y fiel a esa estructura dinámica y golosa, construye un diario intransferible de sus aventuras por los infinitos caminos que ha pisado durante los últimos treinta años. “Toma de tierra” es, a la vez, una confesión que se parte la camisa y una crónica rigurosa y lúcida de las brutales transformaciones que han sufrido el negocio de la música, el ejercicio creativo y sus modelos de expresión. Gabriel Núñez Hervás

Parafraseando la canción de The Teddy Bears, to read him is to love him. Porque como lector, Stevie Van Zandt te engancha y no te suelta: por desternillante, por gañán, por brillante, por comprometido, hasta por cómo alardea, sobre todo de su egocéntrico sentido de la ubicuidad, que despierta más candor y sonrisas que rechazo. Y es que Stevie quiere que sepamos que ha estado en todos lados y en todas las fotos; tanto que parece el personaje de “¿Dónde está Wally?” si a este lo hubiera creado la Editorial Bruguera: que si con Nelson Mandela, que si con Muhammad Ali, que si con el Frente Polisario... Aunque igual que se echa flores, asume sus cagadas y sus fracasos y se los come en “Flechazos y rechazos”. Menos hagiografías y más autobiografías así. Miguel Martínez

Leída hoy en día, “Q: Autobiografía de Quincy Jones” (publicada originalmente en 2001) emerge no solo como radiografía certera de los méritos obtenidos por el productor más laureado de la historia, sino también por ser un tratado de alta literatura brutalmente confesional. A las innegables dotes narrativas de Jones, hay que sumar la enriquecedora doble perspectiva aportada por el círculo de amistades, familia y músicos de su entorno, a quienes otorga voz principal en, prácticamente, la mitad de un libro ensamblado en base a un anecdotario monumental. Marcos Gendre

Si “Nevermind The Bollocks, Here’s The Sex Pistols” (1977) es el disco por antonomasia del punk, “Dios salve a los Sex Pistols” debería ser su texto de cabecera. Y no solo porque fue el primero en recoger la corta historia del grupo inglés (se editó en 1978), sino porque es el que mejor ha reflejado todo lo que pasó en su seno, así como el revuelo sociológico y periodístico que se desató a su alrededor. No creo que haya una obra literaria que recoja de manera más fidedigna el espíritu del punk primigenio y la relación de sucesos y personajes que lo propiciaron, y su edición traducida al castellano es un objeto sobresaliente que ningún interesado en la cultura pop debería dejar pasar. JuanP Holguera

Publicado originalmente en Cuba en 1997, “Los rostros de la salsa” supuso la reivindicación de la salsa como espacio mestizo y permeable en tiempos de declive. Su autor, el escritor cubano Leonardo Padura, recuperó en sus páginas su vertiente periodística para dialogar con algunos de los más señeros nombres de la cultura musical latina. Casi un cuarto de siglo después, el libro regresa de la mano de una edición ampliada (con una presentación del musicógrafo Raúl Fernández, un nuevo prólogo y una jugosa entrevista a Rubén Blades) que acredita la eficacia de su mensaje. Salvador Catalán

Mezcla de texto impreso, facsímiles de las letras de las canciones manuscritas por George Harrisone y fotografías, “I · Me · Mine” se erigió en el momento de su publicación original (en 1980) en la piedra de Rosetta del mundo del ex-Beatle: curiosas y detallistas memorias diseccionadas por persona interpuesta; en este caso, vía las confidentes conversaciones mantenidas con el periodista Derek Taylor Al margen de este diálogo a dos voces entre ellos, con puntos de vista que complementan y contrastan informaciones sobre la vida de Harrison desde lo subjetivo y lo objetivo, son absolutamente reveladoras las acotaciones de Harrison a sus propias canciones, con buenas dosis de autocrítica, humor e ironía. Santi Carrillo

Acometer la tarea que Alex Ross se autoimpuso al escribir las casi mil páginas de “Wagnerismo” resulta peliaguda. La de Richard Wagner es posiblemente una de las figuras más problemáticas de la música: abiertamente racista y misógino, no solo transformó la ópera, sino que su influencia se extendió a todas las artes y llega hasta nuestros días. En “Wagnerismo” Ross profundiza en las lecturas menos conocidas de su obra, en la influencia que ha tenido en la cultura y en las aristas existentes en cualquier debate sobre la separación entre autor y obra. Carolina Velasco

“Amor crónico”, el libro de memorias del batería de Talking Heads Chris Frantz, es un recuento mayormente alegre de la historia de la banda que creó junto con David Byrne y Tina Weymouth en 1975, así como una carta de amor a Tina, su compañera desde hace 50 años. Sus historias muestran que aunque Byrne siempre se consideró el cerebro de Talking Heads, su singular apuesta no nació de un único genio, sino de un equipo de talentos. Susana Funes

Publicada originalmente en 1993, “Come As You Are” no solo fue la primera biografía de Nirvana; también se considera la mejor. Un texto que aporta una visión periférica de la banda y de las circunstancias que rodearon su sorprendente, inesperado y rapidísimo lanzamiento al estrellato, y cómo afectó este viaje a los tres miembros del grupo, cada uno con sus propios problemas para asumir su nuevo estatus de estrellas del rock. JuanP Holguera

En 2007 Julian Cope acometió la tarea de perfilar una historia del underground musical nipón en los 60 y 70, lo que dio como resultado “Japrocksampler”. Inflamado por la prosa de su autor, que se precipita en barrocas descripciones de los más ignotos sonidos, el volumen excita la imaginación por toda aquella música que aún no hemos escuchado (la que cita el libro y la que queda más allá). Pintorescos rastros de carmín y feedback que mostró el camino a formaciones posteriores y que, hasta la llegada de Cope, no habían tenido quien les escribiera. Gerard Casau

En “Hotel California” la candidez y la ilusión se van convirtiendo en codicia, egocentrismo, adicción y podredumbre moral según aumenta la popularidad y la importancia de sus protagonistas: David Crosby, Joni Mitchell, The Eagles, Neil Young, Jackson Browne y Linda Ronstadt, entre otros. En el libro, Barney Hoskyns evita el formato oral y a cambio aporta su conocimiento musical enciclopédico, una excelente labor documental y su buen hacer con las palabras. Además, sus casi cuatrocientas páginas se abren con un esclarecedor mapa donde se disecciona el árbol genealógico del movimiento folk-rock de Laurel Canyon, y se cierra con una cuidada selección de canciones ordenadas cronológicamente. JuanP Holguera

Publicado originalmente en 1990, “Pet Shop Boys, literalmente” se suponía que iba a ser una colección de fotos con algo de texto, pero acabó derivando en una obra que funciona a tres niveles hábilmente entrelazados a lo largo de sus páginas: diario de la gira de Pet Shop Boys en 1989 (un periplo por Hong Kong, Tokio, Osaka, Nagoya, Birmingham, Glasgow y vuelta a Londres asistiendo a la noria de viajes, hoteles, escapadas, encuentros con la prensa, desencuentros con promotores o persecuciones de fans), entrevista sin filtros con Neil Tennant y Chris Lowe y declaraciones de su entorno. El resultado es tanto un fresco del momento de un grupo en pleno ascenso al estrellato como una reflexión sobre los entresijos del pop desde dentro y su industria esencialmente pusilánime. Félix Suárez

Construida sobre las grabaciones de campo realizadas por Alan Lomax durante sus incursiones en el Delta del Misisipi en las décadas de los años 30 y 40 del siglo XX, “La tierra que vio nacer el blues” (publicado originalmente en 1993) es la extraordinaria narración de vivencias protagonizadas por sus pobladores negros; una estirpe desarraigada, sometida a explotación, segregación y abuso policial hasta donde les alcanzaba la memoria.

Se trata de un libro de aventuras habitado por personajes míticos –titulares del santoral blues como Leadbelly, Muddy Waters o Robert Johnson– y que estudia los usos y costumbres ancestrales, rituales, danzas y otras formas no verbales de integración que fraguaban la vida de una comunidad obrera afroamericana que se veía sometida incluso a los prejuicios de su propia raza y cuyo silencio quiso quebrar Lomax, observador, actor y conductor de inolvidables destellos de vida: conversaciones y encuentros casuales, actuaciones clandestinas y sesiones de grabación, situaciones azarosas y cotidianas preservadas como gotitas de sangre y ámbar gracias al poder mnemónico de la música y a la cruzada emprendida por un titán incansable en un complicado contexto.

“La tierra que vio nacer el blues” rescata más que notarialmente, con respeto, valentía y admiración, todas aquellas experiencias. No dejen pasar por alto su lectura. Es la odisea humana, con todos sus triunfos y miserias. La de sus héroes y sus canciones. José Manuel Caturla